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23 may 2011

Cristina Kirchner, de romance con Argentina

En las encuestas no hay quien supere a la mandataria
Lunes 23 de mayo de 2011 José Vales/Corresponsal | El Universal  -México D.F., a 23mayo2011 



BUENOS AIRES.— A la presidenta Cristina Kirchner no hay encuesta que se le resista ni escenario, en el futuro inmediato que no pueda planificar. Desde la muerte de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, vive en permanente empatía con la sociedad, a la que, por lo que se ve en los sondeos, poco importa el creciente déficit fiscal (190 millones de dólares en abril), la inflación que no para de crecer, las peleas con los medios y el empresariado, o si se gestiona más a través de decretos que de las leyes que surjan del Congreso.
“Hoy no hay encuesta en la Argentina que no muestre a Cristina Kirchner ganando en primera vuelta”, asegura el sociólogo Artemio López, de la Consultora Equis, muy cercana al gobierno, y con él concuerdan hasta los analistas más críticos, como es el caso de Rosendo Fraga.
El clima en el kirchnerismo rosa un avasallante optimismo. A tal punto que alrededor de la primera magistrada ronda el optimismo de poder “ganar en la capital”, un territorio siempre esquivo a su figura y a la de su difunto esposo. Para intentarlo, el sábado designó a Daniel Filmus y al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, como candidatos a jefe de gobierno y a vicejefe.
En casi siete meses de viudez, la mandataria logró lo que parecía imposible. Desactivar los explosivos ánimos de vastos sectores sociales a los que su esposo por momentos aparecía encendiendo la mecha, apaciguar relaciones sectoriales como con el sector agropecuario y tensar la cuerda con otros, como el sindicalismo aliado que le impone condiciones en materia social.
Pudo penetrar con su imagen en la clase media, en donde su intención de voto habría pasado de 15% a 39% en ese lapso. Cada medida que anuncia, cada presentación de una política determinada suele calar hondo en una oposición que, hasta aquí, supo colaborar sobremanera en esta nuevo romance entre la presidenta Kirchner y los sectores urbanos, donde el kirchnerismo no pudo jamás. Ni en 2003, ni en 2005 y 2007 y mucho menos en 2009, cuando había caído derrotado, en las legislativas. Esa nueva percepción sobre el gobierno no sólo obedece a ese rol de mujer desamparada heredando la presidencia y los problemas que implica como bien ganancial, sino también a la acción y a la omisión de una oposición que no encuentra cómo enfrentar al kirchnerismo ni tampoco cuál es su rol en este momento.
De la catarata de candidatos a presidenciales que existían a fin de año, sólo quedan cuatro; y de los que podían aspirar a discutirle la hegemonía a Kirchner sólo sigue en pie con más estoicismo que estrategia y programa, uno, el diputado Ricardo Alfonsín. El vicepresidente, Julio Cobos, hasta el año pasado favorito en todas las encuestas, hoy se postula como candidato a diputado por su provincia, Mendoza.
El resto, el jefe de gobierno, Mauricio Macri, o el centroizquierdista, Fernando Solanas, declinaron participar para hacerlo por el máximo cargo de la ciudad. Macri desistio cuando en las encuestas tenía 19% de intención de voto; el otro, con tan sólo 8%. Ambos tenían mucho más que el 3% con el que había arrancado la campaña en 2006, Alán García en Perú, por citar un ejemplo.
Si bien el kirchnerismo cuenta con un fabulosa maquinaria estatal, la oposición se muestra encerrada en un laberinto. La ensayista Beatriz Sarlo, autora del libro La audacia y el cálculo Kirchner, sostiene que “la oposición puede ser muy mala pero tiene que basarse en su propia organización. Por ejemplo, Alfonsín discute si acuerda una alianza con (Francisco) De Narvaez (derecha) o con Margarita Stolbizer (centroizquierda) y eso me parece importante para el futuro y para no repetir la experiencia que fue la Alianza”, que terminó con el gobierno de De La Rúa, en 2001.
Es tal el drama que vive el antikirchnerismo, que hasta el ex presidente Carlos Menem (1989-1999), siempre vapuleado por los Kirchner, llegó a decir que “a Cristina no hay quien le gane”. Toda una definición viniendo de un rival ideológico que ahora se alió con el oficialismo para conservar su banca de senador y su inmunidad parlamentaria ante los juicios que le llueven.
Para Fraga, tras la muerte de su esposo la presidenta denota cierto estrés por la función, pero ha ganado en personalidad y aplica nuevas estrategias. Tal vez la síntesis de lo que está pasando en ese nuevo romance entre Cristina Kirchner y la clase media y buena parte de la sociedad, la haya dado su ex jefe de gabinete, Alberto Fernández, cuando dijo que “el último favor que Néstor Kirchner le hizo al ‘modelo’ (como el kirchnerismo define a su proyecto político) fue morirse”.
 
http://san-fernando-mi-ciudad.blogspot.com/

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