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3 ago 2008

9 de Junio de 1956 - A 60 años de la Revolución del Gral. Juan José Valle


4 de Junio de 1943

EL FIN DE LA

DÉCADA INFAME

Gentileza PNA: Prensa Nacional Alternativa

http://pnaweb.com.ar/

Con la Revolución del 4 de junio de 1943 se cierra la tristemente célebre DÉCADA INFAME, en la que el pueblo era sometido al hambre, la miseria, enfermedades sociales, al fraude y la corrupción.

Es derrocado el presidente Castillo por una Junta Militar integrada por los Generales Arturo Rawson, Pedro Ramírez y el Vicealmirante Saba H. Sueyro. El Coronel Juan Domingo Perón es designado Jefe del Estado Mayor de la Primera División del Ejército. La Presidencia queda a cargo del General Arturo Rawson, quien renuncia el 6 de Junio y es reemplazado por el General Pedro P. Ramírez, siendo su Ministro de Guerra el General Edelmiro Farrell y su Jefe de Secretaría, el Coronel Juan Domingo Perón.

Decía el General Ramírez: "Haremos panamericanismo práctico y con el resto del mundo, nuestra política, al presente es de neutralidad, pero no ficticia, sino leal, sincera. Esta Revolución no tendrá el giro que tuvo la del 6 de Septiembre, cumpliremos lo prometido. Por ahora nuestro propósito es sanear, sanear y sanear, después el pueblo y el tiempo dirán lo que debe hacerse".

Y, a pesar que diferentes posiciones se debatían dentro del gobierno, fue el pueblo y sus organizaciones que tendrían un papel relevante en los acontecimientos que se irían desencadenando y un conductor se asomaba así a la historia a partir de su designación como Presidente del Departamento Nacional del Trabajo primero y como Secretario de Trabajo y Previsión, después.

Comenzaba a cambiar la historia, iniciando la era de la política social argentina, el peronismo surgirá de este movimiento de origen militar que tenía raigambre nacional, que evitó la asunción como Presidente de Robustiano Patrón Costas, en un arreglo de los falsos demócratas con la Cámara de Comercio Británica.

Los que opinan que este fue un mero golpe de estado y lo igualan con el del 30 o con la fusiladora del 55 se equivocan. Los acontecimientos del 43 representaron una Revolución auténtica, pues significó en lo interno un verdadero cambio en la estructura anterior que estaba instalada en nuestro país desde su mismo origen, enmarcado en la dominación británica en lo cultural, político y económico y como ya mencionamos, utilizando el fraude y el negociado como instrumento de supervivencia de un cruel sistema, del ESTATUTO LEGAL DEL COLONIAJE, en el decir de don Arturo Jauretche. En lo internacional, la bandera de la neutralidad, la concepción de una América Latina integrada y una nueva mirada del mundo desde lo nacional y con la ideología que surge de las necesidades y realidades de los pueblos sometidos y no de los sometedores.

Finalmente, este proceso desembocó en una de las elecciones más limpias de nuestra historia hasta ese momento, y de él surgiría el movimiento nacional y popular más importante de la América Latina: el Justicialismo.


“Cuando en el año 1943 un grupo de hombres de armas decidimos liberar al país de la dependencia extranjera, haciendo una verdadera Revolución Nacional, debimos enfrentarnos también con un triste y agobiante panorama mundial. En un mundo que venía de soportar una gran guerra, cuyas consecuencias es de todos conocida”.

“Con el alma llena de espíritu patriótico y sin mezquindades de ninguna especie, aquellos revolucionarios del año 1943 lanzamos una Proclama, que yo mismo escribía la noche anterior”.

“Y así nace el Justicialismo, con las mismas frases de la mencionada Proclama Revolucionaria del 4 de Junio de 1943...”

(Mensaje leído en la IV Conferencia de Países No Alineados, realizada en Argelia, del presidente argentino Tte Grl Juan Perón el 7 de septiembre de 1973)


"En la mente de quienes concibieron y gestaron la Revolución del 4 de junio estaba fija la idea de la redención social de nuestra Patria. Este movimiento inicial no fue una "militarada" más; no fue un "golpe cuartelero" más, como algunos se complacen en repetir; fue una chispa que el 17 de Octubre encendió la hoguera en la que habrían de crepitar hasta consumirse, los restos del feudalismo que asomaba por la tierra americana." (...) "Nuestra revolución lanzó una proclama que si todos la leyeron, pocos la meditaron profundamente. Se dijo que nosotros no teníamos plan. Voy a tratar de probar, que nada hemos hecho desorbitadamente, sino que todo estuvo sometido a un plan absolutamente racional, que no ha fallado en un ápice en sus previsiones." (...)

"Fue escrita en un plazo no mayor de quince minutos, a las 10 de la noche del día 3 de junio. Y digo esto, porque si hubiera sido el producto de una madurísima reflexión, probablemente no hubiera reflejado la aspiración que sentíamos; porque las proclamas no han de pensarse, sino que han de sentirse. Tienen como todas las de su género, dentro de su absoluta sencillez, un contenido filosófico que es necesario interpretar. Su texto, está dividido en tres partes."

"Primero, plantea la situación. Después, va directamente a los objetivos, enumerándolos en su contenido político, social, histórico y de política internacional. Finalmente, cierra la misma un mensaje de contenido ético y patriótico."

"El planteo de la situación, comprende cuatro párrafos, en los cuales justifica -digamos así- la intervención de las Fuerzas Armadas en un panorama que por impulso de las circunstancias no corresponde a su misión específica".

"Inmediatamente después de enumerar estos principios, aparece una recomendación a todos los que participaron en esta revolución, reflexión que inexorablemente se ha ido cumpliendo. La defensa de tales intereses -decía- impondrá la abnegación de muchos. Al mencionar esto, recuerdo a los camaradas que han sufrido o que han quedado al borde del camino, porque no tuvieron la visión o la resistencia suficiente para seguir adelante".

("Yo Perón". Enrique Pavón Pereyra, 1993, editorial MILSA).


La semántica de la verdad

El 4 de Junio de 1943, la Patria argentina vivió un amanecer. Un nuevo sol alumbró a todos los argentinos; se iniciaban los diez años más fecundos de nuestra vida nacional. Cuarenta años después la traición y la mentira de la dirigencia política y gremial –neovandorista, menemista, duhaldista, ruckaufista o como se le quiera denominar- generan el dudoso “milagro” de retrogradarnos a los tiempos de la Década infame, instaurando un nuevo coloniaje, servido por cipayos deleznables.

Para que cada argentino y peronista medite sobre el accionar nefasto de este poder oligárquico, hoy adueñado nuevamente de la Argentina, reproducimos la PROCLAMA que sintetiza los objetivos de aquel Movimiento cívico-militar, cuna de la más grande e incruenta revolución política, cultural y social de América Románica: la revolución peronista. Surgida del corazón y la inteligencia del Coronel Juan D. Perón, dice:

PROCLAMA

4 de junio de 1943

Al pueblo de la República Argentina:

Las Fuerzas Armadas de la Nación, fieles y celosas guardianas del honor y tradiciones de la patria, como asimismo del bienestar, los derechos y libertades del pueblo argentino, han venido observando silenciosa, pero muy atentamente las actividades y el desempeño de las autoridades superiores de la Nación.

Ha sido ingrata y dolorosa la comprobación. Se han defraudado las esperanzas de los argentinos, adoptando como sistema le venalidad, el fraude, el peculado y la corrupción.

Se ha llevado al pueblo al escepticismo y a la postración moral, desvinculándolo de la cosa pública, explotada en beneficio de siniestros personajes movidos por la más vil de las pasiones.

Dichas fuerzas, conscientes de la responsabilidad que asumen ante la historia y ante su pueblo cuyo clamor ha llegado hasta los cuarteles– deciden cumplir con el deber de esta hora: que les impone Salir en defensa de los sagrados intereses de la Patria.

La defensa de tales intereses impondrá la abnegación de muchos, porque no hay Gloria sin sacrificio.

Propugnamos la honradez administrativa, la unión de todos los argentinos, el castigo de los culpables y la restitución al Estado de todos los bienes mal habidos.

Sostenemos nuestras instituciones y nuestras leyes, persuadidos de que no son ellas, sino los hombres quienes han delinquido en su aplicación.

Anhelamos firmemente la unidad del pueblo argentino, porque el Ejército de la patria, que es el pueblo mismo, luchará por la solución de sus problemas y la restitución de derechos y garantías conculcados.

Lucharemos por mantener una real e integral soberanía de la Nación; por cumplir firmemente el mandato imperativo de su tradición histórica; por hacer efectiva una absoluta, verdadera y leal unión y colaboración americana y cumplimiento de los pactos y compromisos internacionales.

Declaramos que cada uno de los militares, llevado por las circunstancias a la función pública, se compromete bajo su honor:

- A trabajar honrada e incansablemente en la defensa del honor, del bienestar, de la libertad, de los derechos y de los intereses de los argentinos;

- A renunciar a todo pago o emolumento que no sea el que por su jerarquía y grado le corresponde en el Ejército;

- A ser inflexibles en el desempeño de la función pública, asegurando la equidad y la justicia de los procedimientos;

- A reprimir de la manera más enérgica, entregando a la justicia no sólo al que cometa un acto doloso en perjuicio del Estado, sino también a todo el que, directa o indirectamente, se preste a ello;

- A aceptar la carga pública con desinterés y obrar en ella sólo inspirados en el bien y la prosperidad de la patria.


Afiche que recuerda la asunción del General Perón en

1946 el 4 de Junio, coincidiendo con la fecha de la Revolución de 1943


A 60 años de la Revolución del Gral. Juan José Valle

PROCLAMA DEL

MOVIMIENTO DE RECUPERACIÓN NACIONAL

Las horas dolorosas que vive la República, y el clamor angustioso de su pueblo, sometido a la más cruda y despiadada tiranía, nos han decidido a tomar las armas para restablecer en nuestra patria el imperio de la libertad y la justicia al amparo de la Constitución y las leyes.

Como responsables de este Movimiento de Recuperación Nacional, integrado por las Fuerzas Armadas y por la inmensa mayoría del pueblo —del que provienen y al que sirven— declaramos solemnemente que no nos guía otro propósito que el de restablecer la soberanía popular, esencia de nuestras instituciones democráticas, y arrancar a la Nación del caos y la anarquía a que ha sido llevada por una minoría despótica encaramada y sostenida por el terror y la violencia en el poder.

Conscientes de nuestra responsabilidad ante la historia, comprendemos que nuestra decisión es el único camino que nos queda para impedir el aniquilamiento de la República en una lucha estéril y sangrienta entre hermanos, cada día más inevitable e inminente.

Deploramos que precisamente desde el gobierno se haya cerrado sistemáticamente toda posibilidad de pacificar la República y alcanzar la armonía entre los argentinos, en contraposición con el sentido de responsabilidad, la tolerancia y la paciencia patriótica del pueblo.

La Nación entera, y con ella la tranquilidad, el bienestar y la dignidad de los argentinos han caído en manos de hombres y de fuerzas que aceleradamente retrotraen a la patria a épocas de sometimiento, de humillación y de vergüenza.

Su acción nefasta ha desquiciado y lesionado profundamente el orden político, económico y social de la República.

Este Movimiento de Recuperación Nacional, se lanza a la acción revolucionaria con objetivos claros y un programa concreto para restablecer la soberanía y la justicia social y devolver al pueblo el pleno goce de su libertad y sus derechos.

Declara objetivos fundamentales de su acción:

En lo político

Han violado y desconocido el imperio de la Constitución y de las leyes, sustituyéndolo por un llamado “derecho de la Revolución”, que no es otra cosa que el entronizamiento de la arbitrariedad, sin más normas ni vallas que la omnímoda voluntad de los que detentan el poder.

Se han avasallado así las garantías y derechos individuales, sustituyéndose a instituciones y personas de la jurisdicción de sus jueces naturales, sometiéndolos a tribunales y comisiones especiales expresamente prohibidas por la Constitución.

Se ha perseguido, encarcelado y confinado en verdaderos campos de concentración a miles de argentinos no sometidos a proceso y privados del derecho a la defensa, por razones ideológicas o políticas.

Por idénticas razones se ha privado a miles de argentinos de derechos esenciales, como el acceso a los empleos públicos y la participación activa en la vida cívica de la Nación, sin que tan graves penas provengan de la decisión de la justicia y ni siquiera del juzgamiento de la conducta de los inculpados.

Como consecuencia de esta arbitrariedad discriminatoria, que divide a los argentinos en réprobos y elegidos, se ha privado de sus empleos a miles de ciudadanos, sin tenerse en cuenta ni su antigüedad, ni su idoneidad, ni su conducta.

Se ha excluido de la vida cívica del país a la fuerza mayoritaria con el pretexto de inmoralidades y desviaciones en la conducta de algunos sus dirigentes; verdadera aberración jurídica y moral que podría llevar a la exclusión de todos los partidos, desde que todos padecen o padecieron en algún momento de males similares.

Se ha fomentado y organizado desde el gobierno la delación y el espionaje contra personas e instituciones, inclusive contra las Fuerzas Armadas.

Se ha impedido la libertad de prensa, uniformada al servicio del gobierno, interviniendo y entregando arbitrariamente los diarios y revistas a sectores políticos minoritarios adictos al mismo, clausurando los desafectos e impidiéndose la aparición de nuevos órganos de opinión independiente.

Todo ello unido a la monstruosidad totalitaria de un decreto-ley que bajo penas gravísimas prohíbe a los ciudadanos hasta el uso o empleo individual de palabras, fechas, símbolos, fotografías, nombres y expresiones que se proscriben, configuran los hechos más salientes de un plan siniestro, destinado a ahogar la libre expresión de la ciudadanía, y entronizar en el poder a minorías antinacionales que en su hora enajenaron el patrimonio del país y traficaron con el hambre y el dolor de los trabajadores argentinos.

Este desborde de la arbitrariedad ha culminado con la abolición de la Constitución Nacional vigente, sancionada por una Convención Reformadora libremente elegida por el pueblo, con la participación de los mismos sectores políticos que apoyan a la tiranía, Constitución que juraron acatar y defender los mismos que hoy la vulneran y suprimen a espaldas del Pueblo y al margen de su libre voluntad soberana, con el evidente propósito inconfesable de abolir disposiciones como las del artículo 40, que impiden la entrega al capitalismo internacional de los servicios públicos y las riquezas naturales del país, juntamente con otras también fundamentales como las que sancionan los derechos del trabajador y las que estatuyen la función social de la economía y la riqueza.

Por un acto arbitrario y despótico se reimplanta una Carta Fundamental ya superada por la realidad política, económica y social de la República, al amparo de cuya imprevisión y laxitud fue posible en otras épocas la entrega del país a las fuerzas internacionales del capitalismo y el sometimiento, el hambre y la humillación de nuestro pueblo.
Y para hacer más evidente la burla a la ciudadanía y la prepotencia de la arbitrariedad, ni siquiera se la reimplanta en todo su vigor como norma de convivencia o valla del poder, sino “en tanto y en cuanto no se oponga a los fines de la Revolución”, vale decir, en cuanto no se oponga a la voluntad omnímoda e Incontrolada del gobierno. Jamás, en toda la historia, gobierno alguno ha tenido el descaro de hacer semejante profesión de tiranía y despotismo.

En lo económico

Se han tomado medidas tendientes a quebrantar la industria nacional, depreciar la moneda, crear el desaliento en la inversión de capitales útiles, elevar los precios acentuando el desequilibrio entre éstos y los salarios, provocar sectores importantes de desocupación, que llevarán por hambre a los obreros a someterse a la voluntad del capitalismo.

Todo ello unido al desprestigio internacional de nuestra economía por el propio gobierno, a la acelerada contratación de empréstitos extranjeros y a la adopción de determinados compromisos anteriores, constituyen etapas de un plan destinado a retrotraer al país al más crudo coloniaje, mediante la entrega al capitalismo internacional de los resortes fundamentales de su economía.


En lo social

Se han desconocido legítimas conquistas de los trabajadores, se ha destruido la organización sindical —base indispensable de la paz social y del progreso del país—, mediante la intervención a la Central Obrera y a todos los sindicatos.

Se ha perseguido, encarcelado y confinado a miles de trabajadores, y se los ha privado arbitrariamente del derecho elemental de intervenir activamente en la vida de las organizaciones a que pertenecen.

En síntesis, desde el propio gobierno se ha realizado una acción sistemática tendiente a destruir la organización sindical y anarquizar a los trabajadores, acción que persigue la finalidad inconfesable de debilitar el frente social para posibilitar el camino del sometimiento del pueblo, y con él, del sometimiento de toda la Nación.

En las Fuerzas Armadas

Se ha tratado en toda forma de minar su unidad y su armonía y se han desquiciado sus cuadros con la baja o retiro obligatorio de centenares de jefes, oficiales y suboficiales que honraban a la institución por sus virtudes morales y su capacidad profesional.

Al mismo tiempo se ha obligado a muchos oficiales al desempeño de funciones civiles incompatibles con su estado militar, creándose hacia la institución un lógico resentimiento y desconfianza del pueblo, difícil de superar, y que es la semilla más criminal que podía haberse sembrado para dividir y anarquizar a la Nación.

Esto es, en lo fundamental, el panorama trágico de las horas difíciles que vive la República. La proliferación de conflictos sindicales, los actos diarios de sabotaje en todo el territorio del país y el continuo descubrimiento en toda la República de planes subversivos o actos de insurrección, denunciados por el propio gobierno, no son (como él pretende, para encubrir su responsabilidad y engañar a la opinión) fruto de la acción aislada de personas perturbadoras, sino síntoma del clima de opresión y subversión en que vive la República y expresión evidente del espíritu indomable y de la decisión del pueblo de reconquistar su libertad.

Tan grave estado de cosas impulsa nuestra determinación y nos decide a recoger el clamor unánime del pueblo, antes de que la República desemboque en una lucha fratricida que terminará por destrozarla.

El programa del Movimiento de Recuperación Nacional


I - En lo político

· Restablecer el Estado de derecho mediante la vigencia plena de la Constitución Nacional y el imperio de la justicia en un ambiente de real libertad y pura democracia.

· Consolidar la soberanía popular mediante la realización de elecciones generales en todo el país en un plazo no mayor de 180 días, con plenas garantías para todos los partidos políticos en el proceso electoral y preelectoral, incluida la utilización con iguales derechos de todos los medios de expresión y difusión.

· Prescindencia absoluta del gobierno en materia electoral y fiscalización de los comicios por las Fuerzas Armadas.

· Libertad efectiva y absoluta de prensa para todos los sectores de la opinión.

· Amnistía general y derogación de todos los decretos y medidas discriminatorias dictados por razones ideológicas o políticas.

· Libertad de todos los presos políticos y sometimiento a la justicia competente de los que hubiesen cometido delitos comunes.

· Reincorporación de los empleados y obreros eliminados arbitrariamente por razones ideológicas o políticas.

· Levantamiento de las interdicciones a personas y empresas e intervención de la justicia en los casos de violación de las leyes en vigor.

· Rehabilitación de los partidos políticos privados de personería v plena libertad para la formación de nuevas fuerzas, dentro de las normas establecidas por la legislación vigente.

II - En lo económico

· Revisión de las medidas de carácter económico y financiero que pudieran lesionar los intereses nacionales.

· Revisión de las medidas económicas y financieras que afectan seriamente el desarrollo de las actividades productivas.

· Restablecimiento de la plena ocupación y adopción de medidas para contener el alza del costo de la vida.

III - En lo social

· Devolución del gobierno de los sindicatos a los trabajadores y elección por los mismos de las autoridades de la Central Obrera en un plazo de 45 días.

· Libertad inmediata a todos los dirigentes y obreros detenidos por razones políticas o gremiales.

· Renovación de los convenios de trabajo, de común acuerdo entre los trabajadores y empresarios, mediante los procedimientos determinados por la legislación vigente al 20 de setiembre de 1955.

· Derogación de los decretos y medidas discriminatorias que impiden a miles de obreros su participación en la vida de los organismos gremiales.

IV - En las Fuerzas Armadas

· Reestructuración de las mismas con vistas a las necesidades de la defensa nacional.

· Reincorporación de jefes, oficiales y suboficiales que poseyendo valores profesionales y morales hayan sido dados de baja o retirados por razones políticas o ideológicas.

· Mantenimiento de los actuales cuadros con la única excepción que determinen los tribunales y organismos competentes que establece la ley.



V - En el orden internacional

· Respeto y cumplimiento de todos los convenios, pactos y compromiso internacionales concertados por el país dentro de las normas constitucionales y legales.

· Suspensión de la ejecución de aquellos compromisos contraídos en violación de tales normas, a fin de que oportunamente sean considerados por las autoridades legalmente constituidas por los órganos y procedimientos que estatuye la Constitución Nacional.

Sosteniendo tales principios y comprometiendo ante el pueblo de la República el fiel y estricto cumplimiento de los objetivos señalados, el Movimiento de Recuperación Nacional toma las armas, en defensa de la patria, decidido a pacificar la nación por el camino de la verdadera libertad, en el respeto de la Constitución y la Ley.


No hacemos cuestión de banderías porque luchamos por la patria que es de todos. No nos mueve el interés de ningún hombre ni de ningún partido.

Por ello, sin odios ni rencores, sin deseos de venganza ni discriminaciones entre hermanos, llamamos a la lucha a todos los argentinos que con limpieza de conducta y pureza de intenciones, por encima de las diferencias circunstanciales de grupos o partidos, quieren y defienden lo que no puede dejar de querer y defender un argentino: la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria, en una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

¡Viva la patria!

Buenos Aires, 9 de junio de 1956.


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