Ante esa situación, fuentes del Gobierno reconocieron a LA NACION que se analiza instrumentar el uso de tarjetas magnéticas, como también controlar la entrega de monedas en las sucursales de los bancos oficiales.
El proyecto es de la Secretaría de Transporte, y las fuentes dijeron que el Poder Ejecutivo "tiene la voluntad política" de comenzar a usar el sistema en los próximos meses, pero que aún falta definir cómo se hará el clearing, es decir, la distribución de los pagos entre las entidades financieras.
Por los inconvenientes con el cambio, desde el Banco Nación informaron que la gerencia general de la entidad dispuso hoy que diez de sus sucursales más importantes tienen la obligación de disponer en sus locales atención preferencial para aquellos que deseen obtener monedas.
Las sucursales seleccionadas para este fin son las de Palermo, plaza Miserere, Liniers, Avellaneda, La Plata, Congreso, Tribunales, Flores, Morón y Moreno. En ellas se podrán conseguir hasta 20 pesos en metálico.
Durante la mañana de ayer, en las estaciones de Constitución, Once y Retiro hubo larguísimas filas de pasajeros que intentaban conseguir cambio en monedas; se estimaba que había el doble de gente de lo habitual.
La mayoría de las personas consultadas por LA NACION manifestó malestar, impaciencia e indignación por la situación. A las 10, en la terminal de trenes de Constitución había dos hileras que atravesaban todo el hall en las ventanillas.
"El aumento nos perjudicó a todos. Además, esta medida trajo aparejados mayores problemas para conseguir cambio en monedas. Es una verdadera complicación. La larga espera produce pérdida de tiempo. Me parece una falta de respeto al usuario. En realidad, no tendríamos que pasar por esta situación", se quejó Mirta Burzolino, empleada administrativa.
Leonel Fernández, de 56 años, empleado en una obra social, opinó: "Es una barbaridad. Esto influye en forma negativa en el ciudadano común. Aumentó todo, excepto los sueldos. A la mayoría se le hace difícil llegar a fin de mes. Estoy acá porque no tengo otra opción. Me dan como máximo 20 pesos de cambio y me dura poco. Esperar tanto... Es una pérdida de tiempo", enfatizó.
En la estación de Once, en tanto, ante las dos ventanillas disponibles para cambiar monedas se acumulaban unas 150 personas en una fila.
José Luis Ignain, de 50 años, empleado en una panchería, opinó: "La única solución sería la utilización de las tarjetas magnéticas, tal como lo hacen en otros lugares del mundo. Vengo seguido a cambiar monedas y, por lo general, debo esperar unos 45 minutos".
Sergio Nantón, de 47 años, policía, esperaba ser atendido en la estación de Once junto con su hijo. "Soy usuario de colectivo, tren y subte. Todos los días viajo desde Villa Tesei [partido de Hurlingham] hasta mi trabajo, en Tribunales. Cada 15 días tengo que cambiar monedas. Ahora tendré que venir acá más seguido."
LUENTE: La Nacion
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