Muy buenas tardes a todas y a todos: la verdad que debo confesarles algo, yo siempre fui muy reacia a recordar el Día Internacional de la Mujer. ¿Por qué? Porque decía que era muy injusto que nos reconocieran un solo día y que los 364 días restantes fueran todos de ellos. (APLAUSOS). Por eso, tambièn, la idea de crear aquí, en el ámbito más emblemático del poder político de la Argentina, que es la Casa Rosada, hoy ocupado por una mujer transitoriamente, pero quería un lugar permanente para las mujeres; un lugar que nos hemos ganado, pero que todavía es muy resistido. (APLAUSOS).
Cuando pensé qué debía reflejar este espacio, pensé que debía ser un poco nuestra propia historia como país porque - como decía Pacho, cuando hablaba de Juana Azurduy - había todo un mito, o una no historia en cuanto al rol de la mujer en la lucha por la independencia. En realidad, la mujer ha sido protagonista ha sido protagonista desde el nacimiento de la Patria en todas partes: en el frente de batalla, como Juana Azurduy; desde los pueblos originarios, como Aime Painé; desde el talento de mujeres como Lola Mora, como Alfonsina Storni; desde artistas populares por esencia, como Tita Merello; de mujeres comprometidas con su tiempo, con lograr una capacidad diferente, como fue Blackie, como fue Cecilia Grierson y finalmente tambièn las mujeres que tuvieron no solamente un rol en la cultura o en las letras, sino tambièn en la política y que reflejan, tambièn, las historias de mayorías y minorías, con nuestras complejidades, nuestras contradicciones.
Yo creo que aquí, en este ámbito, con estas mujeres están representadas todas nuestras historias, no solamente la de las mujeres. Estas mujeres fueron amadas por hombres, amaron hombres, estas mujeres sufrieron cada una en el rol que les tocó cumplir esa condición de mujer, que te obliga a rendir examen permanentemente frente a lo que otros consideran aprobados. Además, quise hacerle también el homenaje de que por fin, en un Día de la Mujer, de nosotras hablaran dos hombres y dos hombres talentosos. (APLAUSOS). Dos hombres muy talentosos, comprometidos con la historia de nuestro país, con historia federal, con una historia popular, que yo digo son las dos grandes corrientes que explican esta Argentina, que vivimos hoy.
Y la verdad que este espacio físico era un lugar que había sido capturado, por lo que yo digo, la burocracia sedimentada, van haciendo sucuchitos, tabicados, esto era casi un laberinto de pequeños despachos que se habían adueñado de este espacio, que como su propia arquitectura lo indica, era un espacio original, único de la Casa de Gobierno que quise que volviera a ser ese salón, pero que además contemplara a las mujeres argentinas del Bicentenario. (APLAUSOS).
Quiero referirme finalmente, a que todas ellas, con sus historias, con sus contradicciones, con sus roles políticos, cumplieron esencialmente con ir construyendo una historia que es la historia de todos nosotros, los argentinos.
Yo soy una militante política y no tengo el talento de Lola ni de Tita ni de Alfonsina ni de tantísimas mujeres que se destacaron en el arte o en la cultura, soy simplemente una mujer que, como lo dije ese 10 de diciembre del año 2007 en el que me tocó asumir como Presidenta, quiere cumplir con este turno de la historia en volver instalar en la Argentina algunas cuestiones que tienen que ver con la propia esencia y que tienen que ver con la construcción de un país más justo, más equitativo.
Yo creo que todas estas mujeres, aún aquellas que tal vez parecían más alejadas de las causas populares o que tal vez enfrentaron en el momento que les tocó vivir a lo que podríamos llamar los movimiento populares, que en el fondo todas querían un país mejor. Tal vez, muchas o alguna por su propio origen, no entendía lo que pasaba en el país y no era culpa de ellas no entender.
Una vez leí que Arturo Jauretche hablaba, por ejemplo, de Victoria Ocampo y decía que era muy difícil que pudiera comprender el fenómeno del peronismo porque ella provenía de un hogar de alta clase, que estaba educada prácticamente en Europa entre institutrices -como él decía- alemanas y francesas, y que era muy difícil que pudiera acceder a la civilidad popular de mujeres como Eva Perón o como Tita Merello o como otras porque, como lo explicaba Norberto Galasso que Tita le había explicado dónde había aprendido todo eso a alguien que la había interrogado, lo había aprendido en la calle. Y es eso, cada uno desde su propia historia ha dado lo que mejor de ella tenía para el país.
Por eso están todas aquí, porque nos representan a todas y no es una visión integracionista de la historia, en absoluto; la historia está escrita y cada uno ha jugado un rol y ha escrito una página en ella.
Pero creo que por eso, por haber tenido la valentía de oponerse a los convencionalismos de la época, por no haberse resignado a ser simplemente, como decía Pacho, zurcidoras o donadoras de banderas o de alhajas, sino a ser mujeres y a ser ellas mismas, estas mujeres que hoy ocupan en forma permanente, los 365 días del año, un lugar aquí, en este espacio emblemático del poder en la República Argentina nos representan a todas y a cada una de nosotras.
Cada una de ustedes puede elegir la que mejor se identifique, estoy absolutamente convencida de que en ellas todas la mujeres argentinas van a encontrar en alguna, en otras tal vez no, su identificación y al encontrar todas y cada una las distintas identidades, las distintas pertenencias que cada una de ellas tiene con alguna o con todas o no con todas, estamos cumpliendo la misión de representar entonces sí a las mujeres argentinas del Bicentenario, que era lo que yo y todas queríamos.
Muchas gracias a todas. (APLAUSOS)
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