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29 may 2009

24 de mayo día Internacional de las Mujeres por la paz y el desarme: Una historia- Por Ana María Portugal/Mhoy

Feminismos| Organizaciones sociales| Campañas| Derechos human@s|
26.05.2003
El Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme se instauró el 24 de mayo de 1982 por grupos pacifistas de mujeres europeas, para recordar las campañas realizadas por las británicas que se opusieron a la OTAN y a la instalación de sus bases militares. Hoy, tras la guerra en Irak, las mujeres siguen activas.
(Mhoy) A partir de 1982, las actividades para oponerse a las guerras y a la carrera armamentista dieron paso a la formulación de un discurso feminista pacifista de contenido político. En el presente, la conmoción producida por la guerra en Irak puso de manifiesto una masiva disidencia de la sociedad civil a escala mundial. Fue aquí donde la capacidad de respuesta de las organizaciones de mujeres pacifistas se hizo sentir.
El escenario bélico de Irak, así como el de Afganistán, significó un gran reto para las activistas. En Afganistán fueron las primeras en dar la voz de alarma sobre las condiciones de vida de las mujeres afganas, mucho antes que se iniciara el conflicto. A Irak fue una caravana de pacifistas estadounidenses para expresar su solidaridad con las mujeres iraquíes, las principales víctimas de esta guerra. A esto hay que agregar las múltiples iniciativas de los movimientos de mujeres desplegadas en diversas partes del mundo para decir no a la guerra (ver enlace interno: Cronología: La larga marcha de las pacifistas).

Las primeras Mujeres de Negro
Después de las dos últimas guerras mundiales, que dieron nacimiento a las primeras actividades pacifistas de las mujeres, no se había visto una potencialidad como la desplegada por una serie de agrupaciones que, en su discurso y en su práctica, se diferenciaran de sus antecesoras.
El caso más paradigmático es Mujeres de Negro, una red internacional de mujeres pacifistas que ha revolucionado la forma de hacer política pacifista. Lamentablemente los grandes de comunicación las han ignorado. A continuación, una crónica de su trayectoria.
Dentro de los movimientos pacifistas de mujeres de la actualidad, el principal hito lo constituyen las Mujeres de Negro de Israel. Surgido en enero de 1988, a raíz de la primera Intifada Palestina (levantamiento), diciembre de 1987, Mujeres de Negro creó una forma diferente de protesta contra la ocupación israelí de los territorios palestinos.
Sus integrantes primigenias venían de los movimientos pacifistas y feministas de Israel. Vestidas de negro, en silencio llevaban pancartas en inglés, hebreo y árabe que decían “Detengan la ocupación”, “Yo no quiero ser el enemigo”, “Rehuso ser enemiga”, “Deshagan los asentamientos judíos en Palestina”. El siguiente paso fue establecer alianzas con las mujeres palestinas de Israel y de los territorios ocupados. Esto permitió coordinar protestas conjuntas. Surgen entonces, Mujeres contra la Ocupación (Shani) y la Organización de las Mujeres por las Prisioneras Políticas, fundado en Tel Aviv en 1989.
La activista por la paz y feminista judía Simona Sharoni, al analizar el fenómeno de las Mujeres de Negro, escribió, en 1993, que “muchas feministas y activistas de la paz israelíes, han comenzado a comprender cada vez más que la liberación de las mujeres en Israel está directamente relacionada con la solución del conflicto israelí-palestino”.
La experiencia de aquellos años fue crucial. Al desafiar las fronteras nacionales y culturales, se toparon con barreras infranqueables; la sociedad israelí no estaba preparada para tal desafío. Fueron objeto de numerosos ataques verbales y amenazas de muerte. Los insultos sexistas iban desde “putas de Arafat”, “concubinas de los árabes” hasta “lesbianas”. Algunos hombres decían con sorna que las Mujeres de Negro tenían frustraciones sexuales y les ofrecían “sus armas” para curarlas.
Una figura histórica en el movimiento de Mujeres de Negro de Israel fue Hagar Roublev. Fundadora del grupo, murió en el año 2000, a los 40 años, de un ataque al corazón. Hagar militó muy joven en movimientos políticos que demandaban el abandono incondicional por parte de Israel de los territorios ocupados en 1967. Se opuso al nacionalismo sionista como al palestino y estaba a favor de la creación de un estado binacional laico.
En la actualidad, el movimiento se ha ramificado. Existen cerca de ocho organizaciones diferentes de mujeres pacifistas, como las Mujeres y Madres por la Paz que piden el cierre de las colonias de judíos más aisladas y conflictivas por considerarlas un riesgo inútil, tanto para sus habitantes como para los soldados que las custodian. También está Bat Shalom (Hija de la Paz), que nació en Bruselas durante un encuentro de mujeres israelíes, palestinas y europeas. Tiene tres centros. Uno de ellos, en la localidad de Afula, está formado por una mayoría de mujeres árabes.
Otra organización es La Coalición de Mujeres por una Paz Justa que actúa a nivel internacional. El 8 de junio de 2001 convocó a una vigilia de protesta contra la ocupación en Palestina. Cerca de 100 agrupaciones de Mujeres de Negro de distintas partes del mundo participaron en esta acción.
En 2000, en pleno proceso de negociaciones en el Medio Oriente, Bat Shalom emitió un pronunciamiento bajo el título “¡Dejen hablar a las mujeres! ¡Dejen actuar a las mujeres¡” donde pedían, entre otras cosas, dejar que la comunidad internacional “forme un grupo de mujeres de todo el mundo que sea el Cuerpo de Paz de Mujeres: una entidad internacional de mediación formada por mujeres que escuchen, faciliten y ayuden a salvarnos”.
Bat Shalom, Mujeres de Negro y el Centro de Mujeres de Jerusalén conforman una coalición denominada Vínculo de Jerusalén. En mayo de 2002, Bat Shalom se reunió con el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para dejar en claro que cualquier negociación futura en Medio Oriente, requiere de la participación de la sociedad civil, en especial de las mujeres.
Terry Freenblatt, presidenta de la organización dijo que le parecía inimaginable “que a pesar de que la situación es tan agobiante y peligrosa en estos momentos, nadie considere que nosotras, como mujeres, tengamos algo que decir o algo con qué contribuir”.
Estas organizaciones comparten en gran medida una visión feminista de la sociedad, al rechazar la violencia que consideran dañina porque repercute directamente en la vida de las mujeres. Así, han denunciado el aumento de casos de mujeres asesinadas por sus maridos. Su conclusión es clara: “una sociedad que ocupa a otra se vuelve violenta y cruel con sus propios ciudadanos”.
El Centro de Mujeres de Jerusalén, del lado palestino, desarrolla un importante trabajo de sensibilización sobre los efectos de la violencia armada. Su directora, Sumaya Farhat Naser, refiriéndose a los lazos con las israelíes, dice que trabajar juntas no es fácil. “Se tienen que desafiar las barreras de la amargura, el miedo y la desconfianza, para desarrollar la capacidad de ver a las otras como compañeras y no como enemigas”.
Mujeres de Negro de Israel ha recibido varios premios. El más importante fue el Premio Andrei Sajarov del Parlamento Europeo en 2001. Nourit Peled, una de las fundadoras del pacifismo femenino en Israel, recibió esta distinción a nombre de la organización.
Peled, permanentemente vestida de negro, fue víctima de la violencia. Su hija Smadar, de 14 años, murió en 1987 a consecuencia de una bomba de Hamás. “A mi hija la mató también el gobierno intransigente de Benjamín Netanyahu, que se negó a negociar la paz con los palestinos”.

Continuidad en el tiempo
A inicios del decenio de 1990, la huella dejada por las mujeres israelíes y palestinas se asentó firmemente en otro escenario igualmente violento: la guerra de los Balcanes.
En medio de la conflagración y de una atmósfera cargada de odios y destrucción, el 9 de octubre de 1991 aparece en las calles de Belgrado un grupo de feministas vistiendo ropas negras, para protestar contra la guerra, el militarismo, el nacionalismo excluyente, las violaciones de mujeres en la guerra, y la limpieza étnica practicada en Kosovo. Eran las Mujeres de Negro.
“Queremos hacer visible la resistencia a la guerra, a la política militarista, y abogar por la solidaridad entre las mujeres por encima de las fronteras étnicas”. Una suerte de declaración de principios. Una manera de continuar con el compromiso adquirido en 1987 luego de la fundación de la Red Feminista Yugoslava para oponerse a la guerra.
Pero hay otros antecedentes a Mujeres de Negro. En julio de 1991, una delegación de mujeres italianas pacifistas, visita en misión de paz, Eslovenia, Croacia y Serbia, para manifestar su apoyo a las mujeres yugoslavas que se oponían a la guerra. En ese mismo mes, tiene lugar en Zagreb, el Encuentro de Mujeres sobre la Paz en Yugoslavia que es promovido por mujeres de Acción Verde, Socorro Mujer (S.O.S. Telefonea), de la Casa de Mujeres Maltratadas, y por el Movimiento Antiguerra de grupos feministas croatas.
En esos días, centenares de madres de reclutas que fueron enviados al frente contra su voluntad, irrumpieron en una de las sesiones del Parlamento de Serbia para protestar contra la guerra y demandar el retorno de sus hijos. Este movimiento se extiende por todo el país.
Después de 1995, Mujeres de Negro de Belgrado intensificó su presencia frente al clima de violencia y de nacionalismo exaltado. Ofrecieron, además, apoyo a la población refugiada de Kosovo, a través de la distribución de ayuda humanitaria. Hicieron una campaña para llamar la atención sobre los crímenes de guerra cometidos contra la población civil y en especial contra las violaciones sexuales.
Una línea de trabajo igualmente importante fueron los encuentros internacionales de la Red de Solidaridad en contra de la guerra. Mujeres de Negro también desplegó una sólida labor editorial con la publicación de una serie de libros. Bajo el título de Mujeres por la Paz, se presentó una antología de textos de reflexión sobre la guerra y el militarismo, además de las actividades del grupo.
Una activa oposición al gobierno de Milosovic puso en la mira del gobierno a Mujeres de Negro. En 2000, las oficinas de esta organización en Belgrado fueron sitiadas por la policía fiscal, como parte de una campaña de desprestigio y hostigamiento contra las organizaciones no gubernamentales (ONG) contrarias al régimen.
Milosevic también ejerció su poder para enviar a la cárcel a una de las personas más emblemáticas de la lucha por los derechos humanos en Kosovo, Flora Brovina, quien fue sentenciada a 12 años de prisión por cargos de terrorismo. Brovina, pediatra de profesión y escritora de gran trayectoria, colaboró con Mujeres de Negro y fue fundadora de la Liga de Mujeres de Albania.
Su prisión ocasionó un gran movimiento de protesta y solidaridad a nivel mundial. Flora Brovina quien había establecido un Centro de Rehabilitación para dar ayuda de emergencia y atención médica a la población refugiada, fue torturada en repetidas oportunidades. El 1 de noviembre de 2000, fue indultada por el nuevo Presidente yugoslavo, Vojislav Kostunica. Brovina estuvo encarcelada durante 18 meses.
Durante el gobierno de Slobodan Milosevic, actualmente juzgado por crímenes de guerra, las Mujeres de Negro, realizaron incontables manifestaciones y campañas para denunciar los horrores que el ejército serbio cometía contra la población femenina en Bosnia y Croacia.
En 2000, el Fondo para el Desarrollo de la Mujer de Naciones Unidas (Unifem) y la organización Alerta Internacional, otorgaron a Mujeres de Negro el Premio Paz del Milenio. Una forma de destacar la cooperación interétnica cumplida por esta organización al trabajar juntas activistas de las distintas nacionalidades de ese país.
Hoy, Mujeres de Negro se ha convertido en una gran red internacional, esparcida por diferentes ciudades del mundo, desde India, Estados Unidos, Sudáfrica, Italia, Inglaterra, Alemania, Francia, España, hasta México, Costa Rica, Argentina y Chile.
Mujeres de Negro carece de estructuras formales, no tiene portavoces, y las decisiones son tomadas por las que asisten a las reuniones. En cada país y región, adoptan formas de trabajo de acuerdo con las demandas y necesidades de las mujeres. Pero tienen un hilo conductor: rechazar la guerra como forma de solución. Un panfleto del Parlamento de Mujeres de Zagreb, expresa muy bien este sentimiento: “Nadie tiene el derecho de decidir sobre la guerra. Todos tienen el deber de decidir sobre la paz”.

Fuentes: Centro de Información y Documentación de Isis Internacional, Mujereshoy. *

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