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13 jul 2009

Discurso de la Presidenta en el 193 aniversario de la independencia nacional

lunes 13 de julio de 2009

Tucumán, Argentina (Agencia Paco Urondo) Muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor Gobernador de la provincia de Tucumán; señor Intendente; amigos y amigas: en un lugar muy especial, en una fecha muy especial, donde se declaró la Independencia de nuestros país, hace exactamente 193 años, y a pocos menos de un año del Bicentenario de lo que constituyó el nacimiento de nuestro país, quiero dirigirme no solamente a los aquí presentes y al maravilloso pueblo de Tucumán, que como siempre me ha recibido con muchísimo afecto, sino que se impone, nos impone a todos nosotros la historia de los argentinos hablar con la franqueza, con la sinceridad con la que siempre me he dirigido en todos los actos de mi vida, no solamente como Presidenta de la República, sino también en todos los roles institucionales que me han tocado desempeñar.
Creo que precisamente a un año de ese Bicentenario debemos iniciar una nueva etapa todos los argentinos. Permítanme contarles las impresiones y los ejes sobre los cuales deberíamos abordar esta nueva etapa que estoy segura, y no porque crea en magia fundamentalista sino porque creo que estamos en un momento especial en la historia del país y del mundo con grandes desafíos, pero también con inmensas posibilidades. Estos tres abordajes presuponen lo que a mi criterio constituyen los tres ejes básicos: economía, democracia y sociedad.
Primero quiero aclararles el concepto que entiendo de economía, tal vez no sea el de los economistas, el concepto de economía se parece mucho más a la descripción que recién hiciera el señor Gobernador acerca de cuál es el rol que debe cumplir la economía, el gobierno, el Estado: promover el bienestar de la sociedad. Hay cientistas económicos también que están absolutamente convencidos de que la economía es eso, que no es solamente la suma de números o el cierre de números, sino que si la economía no sirve para proveer de bienestar a la sociedad, de educación, de seguridad, de salud, de vivienda, de trabajo bien remunerado, de derechos, en realidad no es economía sino prevalencia de intereses de los más poderosos sobre los más débiles. (Aplausos).
Con este concepto es que creo que debemos abordar el tema de la economía, el de la democracia y de la sociedad convocando al más amplio diálogo a todos los sectores de la vida nacional. No porque hasta ahora no haya habido diálogo, no porque hasta ahora no nos hayamos visto las caras, al contrario, me ha tocado - como Presidenta a mí, a todo mi gabinete, al que se fue y al que está, a los gobernadores, dialogar a diario con empresarios, con sindicalistas, con comerciantes, con desocupados, con todos los que constituyen los actores de la economía, que no solamente son trabajadores y empresarios sino que desocupados y gente que no tiene trabajo también forma parte de la economía, tal vez no como actores económicos, sí como actores sociales.
Yo he observado en este marco y con esta conceptualizaciòn de economía, en estos años en los cuales hemos crecido sin precedentes completando el ciclo de crecimiento económico más virtuoso que haya tenido toda nuestra historia y además luego de una crisis de carácter terminal, como la que teníamos en el año 2001, por la misma dinámica de la crisis que íbamos solucionando problemas, los debates, las discusiones, los diálogos eran de carácter parcial, se vinculaban siempre con un sector, que puede ser el de la industria o con otro sector como el comercio, con otro sector que es el de los trabajadores, con otro sector que es el de los productores, pero en definitiva yo creo que lo que debemos hacer ahora, en esta etapa, es juntar a todos los actores sociales porque ya no hay posibilidad de discusiones parciales, porque cuando uno discute parcialmente y otorga parcialmente hacía un sector es porque evidentemente está - desde la economía - distrayendo los recursos para ese sector, independientemente de la justicia o no que merezca la demanda o el reclamo. Pero lo cierto es que la etapa que vive el mundo, una crisis muy profunda, nuestra propia realidad - que luego voy a decir algunos números que es importante tener en cuenta para ver la inmensa posibilidad y potencialidad que tiene nuestro país frente a un mundo que se ha desplomado - va a exigir un gran esfuerzo por parte de todos en el diálogo y, fundamentalmente, en la posibilidad de realización efectiva de todo esto para que la economía siga siendo lo que dije que yo creo que es, y que es lograr el bienestar del conjunto de la sociedad y no la prevalencia de los intereses de un sector, con mayor poder de presión, o con mayor poder de lobby, o con mayor poder de acceso a los distintos sectores del poder para lograr lo que obtiene.
Yo creo, sinceramente, que estamos en inmejorables condiciones para hacerlo; sentar en una mesa a quienes representan las finanzas del país; a quienes representan a la industria; a quienes representan a los servicios que definen todo el cuadro tarifario, ustedes saben la importancia que esto tiene; al sector de la energía; al sector del campo y por supuesto claro a los trabajadores, no nos olvidemos de ellos, es la mayoría absoluta del país, me refiero a los que viven de un salario, y me refiero también a que cuando tomemos decisiones tenemos que acordarnos de los que no están en esa mesa sentados porque todavía no reciben ningún salario y es necesario, aunque no estén presentes en la mesa, tenerlos en cuenta desde lo social. (APLAUSOS)
Con esta conceptualización vamos a convocar también a todos los que integran en la economía lo que se denomina normalmente las cadenas de valor, desde el que produce, desde el que industrializa, desde el que comercializa, hasta que finalmente llega al público. Porque ustedes los que están aquí, y el resto de los argentinos, son gente muy inteligente y sabe que muchos de los conflictos que comienzan a dispararse en la Argentina ya no tienen que ver con una crisis de las características del 2001, tiene que ver con lo que se da en toda sociedad que ha recompuesto su economía y entonces comienza la puja distributiva, que el gobernador Alperovich planteaba como redistribución o no redistribución del ingreso.
Por eso es necesario en este sentido tener la amplitud de convocar y escuchar a todos y ver además la viabilidad de cada una de las propuestas que los sectores económicos acerquen al gobierno y qué impacto tienen esas propuestas económicas que los distintos sectores acompañan en lo que constituye lo que maneja el gobierno nacional, que es el Presupuesto Nacional y que son los ingresos que por todo concepto maneja la Nación Argentina. Esto en un marco de fuerte restricción de acceso a los mercados de capitales, porque ustedes saben que la volatilidad de los mercados ha disparado las tasas y en definitiva hay problemas muy graves en el mundo, pero esto exige que todos nos sentemos a discutir desde esta perspectiva: actores económicos y sin perder de vista a los que no van a estar en esa mesa porque todavía ni siquiera tienen un trabajo.
Para dejarles una tranquilidad en cuanto a números me voy a referir muy brevemente a los que me dejara el saliente ministro de Economía, a quien desde aquí aprovecho para agradecerle la colaboración que tuvo para con esta Presidenta en un momento muy difícil. Un gran técnico, que tal vez su pecado haya sido no hablar demasiado. Pero yo recuerdo -y permítanme una digresión, me acordaba de las contradicciones que muchas veces tenemos-, he leído y seguramente algunos recordarán, y le voy a encomendar al jefe de Gabinete que es experto en esas cosas que encuentren editoriales, artículos, pronunciamientos, seguramente va a encontrar alguna declaración mía, donde se decía que la Argentina iba a volver a ser un país normal cuando nadie supiera quién era el ministro de Economía. Ustedes lo deben recordar tal vez, muchas veces escuché decir esto y la verdad que yo lo afirmaba porque habíamos estado acostumbrados a ministros de Economía muy habladores, muy dicharacheros. Por favor no crean que estoy coartando la palabra al nuevo ministro de Economía, al contrario, parece ser que el ministro de Economía tiene que hablar y va a hablar mucho seguramente. Pero como ejemplo y como charla amable que estamos teniendo en esta reflexión, recuerdo que precisamente se mencionaba el ejemplo de países europeos donde nadie sabía el nombre del ministro de Economía, porque realmente lo importante había sido ya decidido y entonces se administraba y lo más importante no era el ministro de Economía sino tal vez el ministro de Educación o de Salud, etcétera. Sería bueno encontrar algunas de esas editoriales.
Pero unos días antes de irse el Ministro me pasó la información de cómo estamos situados en materia de endeudamiento externo por ejemplo, y de 146.975 millones de dólares que debíamos al 30 de diciembre del año pasado, en apenas 3 meses hemos hecho una reducción de 9.313 millones de dólares, que nos posicionan actualmente en una deuda externa de 136.662 millones. Quiero que comprendan la importancia de estos números porque de aquel año 2003 donde la ratio de deuda, o sea la relación que había entre la deuda y lo que producíamos los argentinos era del 166 por ciento, o sea debíamos más de una vez y media lo que todos los argentinos producíamos en todo un año, hoy, merced a las amortizaciones de deuda que se han venido haciendo, una de las últimas exitosas fue la refinanciación de los préstamos garantizados, estamos en una ratio de deuda, como llaman los economistas, una relación entre lo que producimos y lo que debemos, del 47,6 por ciento. Si a esta reducción drástica le sumaos el excelente posicionamiento que tenemos en materia de reservas, 46.000 millones de dólares en nuestro Banco Central, convengamos que de aquella fuerte restricción que significaba el endeudamiento permanente, la falta de reservas, estamos en lo macro en una situación muy buena.
Y en cuanto a otro dato que voy a darles, y les prometo que no les doy ningún dato más, simplemente para poner en cuadro de situación cómo estamos en la crisis más importante que se recuerde desde la de 1930, como aseguran todos los economistas y los políticos, al 30 de junio de este año el superávit comercial de nuestro país, o sea la diferencia entre lo que exportamos e importamos asciende a 9.861 millones de dólares contra 5.332 millones que teníamos a la misma altura del año pasado, que fue el mejor año en materia de exportaciones y superávit. Representa un 85 por ciento más de superávit del que teníamos el año pasado. (Aplausos) Esto no se hizo por casualidad, hubo una fuerte intervención del Estado en materia de políticas para lograr defender el trabajo argentino y las empresas argentinas, sin infringir por supuesto las normas internacionales, sean las del MERCOSUR o las de la Organización Mundial del Comercio. Como decía el General, dentro de la ley todo, fuera de la ley nada.
Pero mi último dato, lo que es más importante, las exportaciones que en enero habían caído a un 36 por ciento, se redujeron solamente en el último mes de junio a un 5 por ciento. Hemos reducido la brecha fuertemente con una muy buena actuación de las manufacturas de origen agropecuario, o sea producto agropecuario pero con valor agregado, y de las manufacturas industriales.
Y en materia de importaciones, del 49 por ciento que habíamos caído al mes pasado, este mes se llegó a recuperar casi 20 puntos, 30 por ciento de importaciones menos que el año pasado pero con un crecimiento de las importaciones de bienes de capital, que es lo que realmente define la calidad de la importación y da la temperatura de cómo está la economía.

¿Qué quiero decir entonces? Que estamos en un momento en el que es necesario que todos, absolutamente todos, nos aboquemos a un diálogo serio, constructivo, responsable y realizable, fundamentalmente, porque la economía es números, es un lugar donde no caben los discursos, pero sí evidentemente para ver cómo se asignan los recursos y qué prioridad se da en la asignación de esos recursos para mantener nivel de empleo, nivel de actividad económica y nivel de las empresas, es éste el momento.
Quiero hablarles también de otro aspecto para abordar en esta nueva etapa y con mucho diálogo, que es el de la democracia. Si ustedes me decían hace un mes que podía haber algún problema en materia de democracia en una región que había reconquistado definitivamente la democracia, creo que la experiencia que como Presidenta me tocó vivir en torno a la hermana República de Honduras revela que ni la economía es definitiva si no se hacen las cosas bien, ni la democracia tampoco es definitiva si no se tiene un sólido sistema de partidos políticos.
Y acá quiero hacer también referencia a algo, porque siempre se ha hablado de golpes militares en la República Argentina en nuestra historia, y yo quiero cometer una infidencia. En la Cena de Camaradería de la Fuerzas Armadas que compartí con los señores jefes de las fuerzas que hoy nos acompañan, charlando de esta experiencia en Honduras, uno de ellos me decía que nunca fueron golpes militares, siempre fueron golpes cívico-militares. ¿Y saben qué le dije a ese alto jefe? Tiene razón, nunca fueron solamente las Fuerzas Armadas, al contrario, siempre fueron el instrumento de civiles que los fueron a buscar para dar golpes militares. (Aplausos) Así que creo que es hora de comenzar a llamar a todas las cosas por su nombre y la experiencia de Honduras lo demuestra claramente. Cuando hablemos de golpes militares y de la historia, de nuestra historia como país, no hablemos más de golpes militares, hablemos de golpes cívico-militares, porque no solamente estaremos haciendo un poco más de justicia sino que además estaremos diciendo la exacta y estricta verdad de lo que pasó en toda nuestra historia.
Y referido a esto y a la consistencia que yo entiendo debe darse a la democracia, y a la resistencia que fundamentalmente deben tener los partidos políticos, que como ustedes saben son el sustento de la democracia, así lo consagra nuestra Constitución -a través de ellos se ejerce la representación política- creo que también es hora de abordar y discutir una profunda reforma política en la República Argentina, y convocar, por supuesto, de hecho hay que hacerlo porque todo proyecto debe ser remitido al Congreso, a todos los sectores.
Déjenme contarles un poco lo que entiendo por reforma política, no tan centrada en las formas, porque está visto que la forma de votar en la República Argentina que se instaló a partir de 1946, cuando las Fuerzas Armadas comienzan a custodiar los comicios y se termina la etapa de lo que se constituyó como el fraude patriótico, da la exacta dimensión de la transparencia del sistema electoral argentino, de la cual algunos dudaban cuando perdían, pero parece ser que están un poco más seguros cuando ganan. Yo creo que es necesario discutir a fondo el sistema de representación de los partidos políticos y no dejarlos solamente en el marco de elecciones internas, me refiero a todos aquellos candidatos que tienen que ir a desempeñar cargos electivos, estoy hablando obviamente a las autoridades partidarias, donde cada militante elige sus autoridades. Estoy hablando de hacer una reforma más amplia, que en algunos lugares de nuestro país, como la provincia de Santa Fe, ya está vigente. En la cual, en un sistema de doble turno electivo de elecciones primarias, donde vota el conjunto de la sociedad, entre los candidatos que tienen los distintos partidos, se elige y luego en una segunda votación la ciudadanía elige. Es un sistema que vamos a poner a consideración. Tengo la autoridad de haber sido la autora de un proyecto, no es algo nuevo que haya inventado ahora. Presenté este proyecto cuando era senadora y no obtuve las mayorías y los consensos necesarios pero creo que estamos en otra etapa donde todos queremos realmente un nuevo protagonismo de los partidos políticos y creo que es muy importante poder lograrlo y hacerlo. Sobre todo porque en las últimas elecciones que se han celebrado en la República Argentina en ninguno de los partidos políticos, ni pequeños ni grandes, ni chicos ni medianos, ni nuevos ni viejos, hubo por ejemplo elecciones internas.
Pero también es cierto que la última vez que hubo elecciones internas en un partido político fue en el año 1999 en lo que constituyó la Alianza, hubo elecciones internas en todo el país para ver quién era presidente, y resultó electo quien resultó electo, ustedes lo recordarán, que luego fue presidente en el año 1999. Con lo cual dejar en manos únicamente de los partidos la designación de sus candidatos me parece que no es suficiente garantía de estabilidad democrática y de fortaleza institucional de los partidos políticos. Creo que es un tema a discutir, estamos abiertos, vamos a trabajar desde el Ministerio del Interior y desde la Secretaría de la Función Pública fuertemente en este tema porque es un tema pendiente que tiene nuestra sociedad.
Finalmente la sociedad, que creo es el tercer componente. Hablábamos de la responsabilidad de los sectores y actores económicos, hablamos de la funcionalidad que deben cumplir en el sistema de los partidos políticos y también de la sociedad, y del grado de participación e involucramiento que esa sociedad debe tener en los grandes temas, que seguramente se van a discutir en esta nueva etapa que se avecina y en la que tienen que participar activamente. Porque hay decisiones que escapan a la esfera de los gobernantes, hay decisiones que por su naturaleza cuando involucran a muchas generaciones o involucran decisiones importantes, necesitan muchas veces también de un consenso más amplio que el que puede dar un Poder Ejecutivo o un Parlamento, requiere también la participación de la sociedad que además implica el hacerse cargo de las decisiones que una sociedad adopta en determinado momento histórico y en relación a determinados tópicos. Porque muchas veces uno siente que hay poca participación en la decisión que luego termina influyendo en la vida de todos los argentinos.
Por eso creo que estamos en un momento de grandes desafíos pero de grandes posibilidades. Estoy absolutamente convencida de la inteligencia de todos los argentinos. Estoy convencida también que el mundo y su situación amerita que todos nuestros principales actores económicos se sienten a esa mesa de diálogo con mucha seriedad y responsabilidad. Y estoy segura que con el resto de los partidos políticos vamos a poder darnos una reforma democrática en serio adentro de los partidos, para que sea la sociedad la que entre a los partidos y pueda también decidir y hacerse cargo de las decisiones que toma en torno a este esquema de funcionamiento democrático.
Miren, la democracia no es algo que está para siempre, ni la economía de bienestar o una determinada situación, si no se llevan bien, con seriedad y responsabilidad, no duran para siempre. Nada es para siempre. Esto tenemos que aprenderlo todos. Lo único que es para siempre es cuando Dios ha decidido algo sobre nosotros, pero hasta ese momento siempre todo puede cambiar. Porque muchas veces hemos creído que habíamos llegado a un determinado lugar y luego hubo muchos retrocesos, muchas frustraciones y muchos fracasos.
Por eso siento en lo más profundo de mi corazón, pero también de mi cabeza, porque creo que hay que poner las dos cosas, la una sin la otra no valen, que es el momento de iniciar esta etapa, de convocar en estos términos y lograr en serio definir firmemente el rumbo económico, político y social de la República Argentina.
La historia de tantas frustraciones y fracasos nos obliga a todos a actuar con muchísima responsabilidad, escuchando todas las propuestas y también siendo escuchado cuando se explican razones, números y en fin todo lo que puede constituir la pléyade de gestión que significa tomar decisiones todos los días. Porque el diálogo es maravilloso pero luego de dialogar hay que tomar decisiones, esto también es algo muy claro. No dialogamos para encontrarnos únicamente, es una forma de encuentro, es una forma civilizada y democrática de abordar los problemas, pero al final de cada diálogo siempre hay una decisión, por lo menos en materia de gestión. En lo temporal, en lo atemporal, en la fe, en la filosofía, en cuestiones menos terrenales como son la gestión diaria y cotidiana, uno puede debatir sine die, uno puede discutir por mucho tiempo, pero cuando uno tiene que gestionar en una municipalidad, en una provincia, en un país, hay que dialogar y luego hay que tomar decisiones.
El compromiso en este 9 de julio, frente a todos los argentinos, de esta primera Presidenta mujer de la República Argentina, es convocar a todos al diálogo pivoteando sobre estos tres ejes. Y el que tenga alguna otra idea o algún otro eje para plantear fundamentalmente una discusión, también todos estamos dispuestos a escucharlo. Pero creemos que economía, democracia y sociedad son sinceramente las tres claves para enfrentar los desafíos y la inmensa posibilidad que tenemos.
Recordemos que hemos sido capaces en 6 años de tener el mayor crecimiento económico de nuestra historia. Cuando todos nos decían que nos caíamos, finalmente se cayeron los que decían que nos caíamos. No nos alegra porque también nos ha complicado en nuestra propia situación, vivimos en un mundo absolutamente globalizado, pero sí creo que todos tenemos que hacer un aprendizaje, soy de las que dice que uno aprende hasta el día que se muere, sigue siempre aprendiendo.
En este 9 de julio y con esta convocatoria a todos los argentinos, quiero darles a todos un gran abrazo en el día de la Independencia de la República Argentina.

Muchas gracias y buenas tardes. (APLAUSOS) (Agencia Paco Urondo)

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