Es evidente que la tradicional conformación partidaria como identidad política en nuestro país, hace tiempo entró en crisis. Tal vez, ese sea el origen de tantas traiciones a la historia del peronismo como del radicalismo, por citar tan solo a los dos principales partidos políticos de nuestra contemporaneidad. Carlos Menem y Julio Cleto Cobos son ejemplo más que concretos de tal aseveración. Sin embargo, estos sujetos (Por ponerles algún adjetivo que los califique) no son casos aislados, sino la punta de un iceberg que al tiempo de colocarlos en el mundo visible, esconde las corrientes submarinas e invisibles que los mantienen a flote. Venimos de una historia de malversación de la política y detracción del Estado en su carácter modelador del todo social. A lo largo de la negra época neoliberal, la política era mala palabra y su ejercicio la obra perfecta de corruptos y vagos malentretenidos. Gobernar se reducía a gestionar; homologando el ejercicio gubernativo al gerenciamiento empresarial. La ideología, es decir la capacidad de un pueblo para constituirse en colectivo instituyente y no en simple sumatoria de mortales, fue lavada con cuanto liquido corrosivo se nos venga a la mente. Los resultados están a la vista de quién quiera echar una mirada atenta a nuestra realidad. Todos los días y a cada instante se suceden hechos que dan cuenta de la tensión existente entre la recuperación de la política (tal vez el hecho mas sobresaliente de la gestión Kirchner) y la vuelta a viejos esquemas pretendidamente asépticos y gerenciadores de la cosa pública. Sobran ejemplos puntuales solo hay que detenerse a relojear la realidad. El sábado pasado, en horas de la tarde un grupo de amigos militantes de la democracia, intentaban hacer llegar a la gente que concurría al playón de TBA en Tigre a ver a Iñaki Urlezaga, un díptico informativo de la ley de medios. El ex-jefe de gabinete del Gobierno Nacional, Sr. Massa, trato de impedirlo enviando a la patota municipal para que los corriera, bajo el argumento de cierta obligación de pedir un permiso municipal. Lo que se dice un verdadero representante de la política gerencial y que en ésta se le adelanto al Ing. Macri, que ante acciones similares en la CABA no se animó a enviar a su patota desalojadora del espacio público. Sin duda quienes creen en el proyecto nacional deben estar atentos, no se pueden dar el lujo de dejar de identificar a traidores en filas ajenas y propias. Aunque deben reconocer que a algunos no les cabe el calificativo, si se atienen al viejo dicho: “el que avisa no es traidor”. Y bien que les avisaron, con carteles amarillos sobre fondo rojo, Tigre Sigue. ¿Qué sigue? Sigue la gestión de Ricardo Ubieto, político conservador y funcionario de la dictadura genocida, sigue Carlos Menem y su ¿neutra? gestión neoliberal de la cual Massa y su suegro (El pato Galmarini) fueron funcionarios, sigue el mentor del desguace Estatal Ing. Álvaro Alzogaray, en cuyas filas UCEDEISTAS el Sr intendente milito (con perdón de la palabra) con fruición. Tigre Sigue. Acerca de lo que quedan dudas es si Tigre Sigue Vivo, o al menos por cuanto tiempo será así. Tal vez sea cuestión de abrir los ojos mientras queda tiempo para cambiar las cosas. Sumarse a la invitación de subirse al tren de la construcción colectiva que es la política, para garantizar entonces si desde la organización popular que Tigre Siga Vivo.
José Manuel Grima.
Docente e Investigador UBA
DNI: 12.546.234
José Manuel Grima.
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