Randazzo inicia en el Congreso el debate por la reforma política
Una discusión sin piso ni techo
El ministro del Interior dará un informe ante el plenario de las comisiones de Legislación, Justicia y Presupuesto de Diputados. El oficialismo adelantó que aceptará discutir modificaciones.
El ministro de Interior, Florencio Randazzo, abrirá hoy por la tarde el debate de la reforma política en el Congreso con un informe sobre el proyecto del Gobierno ante el plenario de las comisiones de Legislación General, Justicia y Presupuesto de la Cámara baja. El kirchnerismo está dispuesto a discutir e introducir algunas modificaciones al texto de la iniciativa para lograr su media sanción antes del 30 de noviembre, cuando termina el período de sesiones ordinarias. Aunque el proyecto quedaría postergado hasta el año entrante y atado a los acuerdos que se puedan articular en el Senado –ya con su nueva composición legislativa– para convertir en ley la futura norma electoral que regula la vida de los partidos políticos. A pesar de que no todas las bancadas opositoras tienen la misma mirada sobre la propuesta oficial, la mayoría de ellas coincide en la necesidad de hacer una serie de modificaciones –como la implementación de boleta única y bajar el piso mínimo de votos a los partidos chicos– y sostiene un reclamo común: que el proyecto se trate después del recambio parlamentario.
“Buscaremos acuerdos y consensos”, auguró el jefe del bloque de diputados K, Agustín Rossi, al confirmar la presencia de Randazzo hoy, a las 16, ante el plenario de comisiones legislativas para iniciar la discusión de la reforma política. “A partir de allí empezaremos lo que hacemos clásicamente, que es tratar de buscar acuerdos y consensos para tratar de ver si antes del 30 de noviembre podemos tratarla en Diputados”, sostuvo Rossi.
El oficialismo sabe que le espera una tarea ardua. Necesita para darle media sanción al proyecto la mayoría calificada de la mitad más uno del total de los miembros de la Cámara baja, es decir, 129 votos de los 257 diputados del cuerpo, y la iniciativa oficial ya desató rechazos entre varios de sus aliados. El bloque K tomó nota de estos cuestionamientos, en especial las exigencias que propone el proyecto a los partidos más chicos que deben superar el 3 por ciento de los votos válidos en la elección primaria para poder competir en la elección general, y sostener año a año un padrón de afiliados que no sea inferior al 5 por mil del total de los empadronados en cada distrito para mantener sus personerías electorales. Exigencias que dejan a varios al borde de la desaparición.
En el bloque que conduce Rossi admiten que es necesario “eliminar los sellos electorales para sincerar el sistema de partidos”, pero consideran que la futura ley tampoco debe condenar las nuevas experiencias políticas que surjan en la sociedad. Insisten en que sin ese sinceramiento tampoco es factible implementar el sistema de boleta única –reclamada por la oposición– “con un régimen en el que existen 685 partidos reconocidos y que en la última elección presidencial de 14 fórmulas sólo cinco superaron el 3 por ciento de los votos emitidos”.
Matices opositores
El fortalecimiento de los partidos mayoritarios, al que apunta el proyecto, divide a la oposición. Aunque buscan saldar las diferencias unificando el reclamo acerca de que la nueva normativa no debe ser tratada tras el recambio parlamentario del 10 de diciembre.
Sin embargo, en el radicalismo no hay una postura única. “Recién mañana (por hoy) vamos a iniciar en el bloque la conversación”, afirmó a Página/12 el jefe de los diputados de la UCR, Oscar Aguad. El legislador cordobés dio su opinión: “Hay cuestiones en el texto con las que coincidimos, como las internas abiertas y obligatorias, pero debemos ver a fondo aspectos sobre la publicidad pública y privada o bajarles el piso a los partidos chicos. De todas maneras, consideramos que debemos dedicarle tiempo a un proyecto como este. Lo podemos tratar el año que viene, o en sesiones extraordinarias si quieren discutir este tema exclusivamente”, argumento Aguad.
No son pocos los radicales que se entusiasman con la idea de un sistema político bipartidista. Pero la disputa no está saldada sobre el sistema de primarias: hay quienes están a favor de internas abiertas y otros sostienen que la vida de los partidos la deben resolver sólo sus afiliados. Pero en el radicalismo saben que será difícil tomar una decisión que no contemple la opinión de sus aliados en el Acuerdo Cívico y Social. En un documento con duras críticas al Gobierno, el Comité Federal –que nuclea a los jefes provinciales de la UCR– embistió contra las reelecciones indefinidas de los gobernadores y la ley de lemas que todavía subsisten en algunos distritos, pero al mismo tiempo se comprometió a analizar el proyecto oficial de reforma política.
La semana pasada, el presidente de la UCR, Gerardo Morales, y la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, acordaron “bajar el tono a la discusión” sobre la reforma política, con la que tienen muchas coincidencias, pero que genera ruidos hacia el interior de su alianza. Desde la CC impulsan los acuerdos a los que arribó la oposición en el Foro para la Reforma Política: boleta única, y sacar de las manos del Ejecutivo el financiamiento de los partidos políticos y la organización, control y escrutinio de los comicios. Aunque cada vez se fortalece la idea de no aparecer avalando el proyecto kirchnerista.
En el socialismo no quieren que la iniciativa se trate ahora. “Con las exigencias que establece ni PRO ni Proyecto Sur hubiesen conseguido concejales en Rosario. Y el PS, que es el cuarto partido nacional en cantidad de afiliados (120 mil) y reconocimiento en 22 distritos provinciales, estaría al borde de perder la personería nacional”, sostuvo la jefa del bloque socialista de diputados, Silvia Augsburger.
La iniciativa oficial cayó muy mal en los peronistas disidentes Felipe Solá y Francisco de Narváez. Muchos de los caudillos provinciales con los cuales tratan de cerrar alianzas no están del todo convencidos de sacar los pies del plato en el PJ. Incluso, varios de ellos bregan desde hace tiempo por la apertura de la interna partidaria. Por eso, ambos salieron a cruzar el proyecto. También criticaron la simpatía radical por algunos de sus aspectos y la decisión de Eduardo Duhalde de dar pelea dentro del PJ para vencer a Néstor Kirchner. En tanto sus socios del macrismo, que todavía estudiaban el proyecto, salieron el fin de semana a tratar de ponerse en sintonía con sus aliados: “es un traje a medida para Kirchner”, afirmó el titular del bloque de diputados PRO, Federico Pinedo.
Las exigencias que propone el proyecto a los partidos chicos produjeron el reclamo de los diputados de centroizquierda. Las diputadas de Libres del Sur, Cecilia Merchán y Victoria Donda, coincidieron con Martín Sabbatella en que el proyecto “fortalece el bipartidismo”. Para Fernando “Pino” Solanas, de Proyecto Sur, la iniciativa “es perversa porque quiere evitar la formación de una nueva oposición”. Por el SI, Carlos Raimundi presentará un proyecto de reafiliación para sincerar los padrones.
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