Opinión Bicentenario de la Revolución de MayoPor Alfredo Antonuccio (*), especial para NOVA.
Todos fuimos protagonistas de la movilización más grande de la que se tiene memoria en la historia argentina. Más de seis millones de almas se movilizaron durante tres días por las calles de Buenos Aires, sin contar el interior del país. La programación y la convocatoria efectuada en este mayo de 2010; es decir, en las celebraciones de los doscientos años de la Revolución de Mayo de 1810, fue una fiesta gigantesca.
Ahora bien, el contexto histórico de estos 200 años de historia contiene la multiplicidad de avatares y acontecimientos en nuestro país, que nos enriquecieron lo suficiente para que, a través de los ensayos y errores cometidos, vayamos trazando la síntesis de la verdad y empecemos a apreciar nuestra maravillosa Nación en el marco regional latinoamericano y delinear nuestras políticas rumbo a la justicia social con nuestros pueblos.
Puedo señalar que el contexto histórico al que me refiero contiene precisamente dos festividades en el ciclo de estos dos siglos. Dos festividades que muestran a las claras las dos Argentinas en pugna. La del pensamiento conservador-liberal de la oligarquía argentina y socios foráneos por un lado, y la del pensamiento que se proyecta en las ideas del beneplácito de todo el pueblo en su conjunto por otra parte; el pensamiento e ideas de la justicia social, en el marco de la soberanía política y su libertad económica, la Argentina que quería Perón, tantos grandes de la historia y la que en nuestros días nos propone el gobierno de Cristina en su proyecto nacional y popular, el de la inclusión, el de la equidad, el de la igualdad de oportunidades y la distribución de riquezas.
Por eso, la conmemoración del Centenario, en esencia, no tiene nada que ver con la reciente celebración del Bicentenario. Basta observar a sus protagonistas, sus invitados, hacia dónde apuntaban los logros que se exhibían en 1910 y desde quiénes; y qué fue lo que se movilizó en este 2010. Sí, no es lo mismo la invitada monárquica de la Corona Española a la presencia de los presidentes latinoamericanos de estos días.
La realidad de las calles mostró que todo un pueblo se volcó a las mismas en esta oportunidad, millones de protagonistas por ellas. Mientras que en Centenario de 1910 no hubo mas que festicholas en los salones paquetes de Buenos Aires.
¿Queda alguna duda de que esta vez se palpó la integración cultural en todos sus festejos? ¿No estaban los presidentes de países hermanos representando al pueblo latinoamericano? ¿No se visualizó toda la historia de un pueblo en sus 200 años, nuestra historia, y no la construida para pocos desde la mirada liberal de la oligarquía nativa? ¿No se vieron las religiones integradas? Y así podemos seguir enumerando muchas diferencias; gracias a las que ahora, a los doscientos años del Cabildo Abierto de 1810, podemos decir con tranquilidad: “¡Al gran pueblo argentino, salud!”.
(*) Diputado bonaerense del FpV-PJ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Mostrar botones para compartir