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12 feb 2011

La caída del gobierno de Fernando de la Rúa

Años, Haciendo Memoria

Arrinconado por el estallido social, que provocó 25 muertos, intentó un acuerdo de unidad nacional, que la oposición rechazó. Sin respaldos ni apoyos, renunció tras 740 días de gobierno.
Fotografía de Víctor Bugge - Clarín
CLARIN.COM Viernes 21 de diciembre de 2001
La renuncia de Fernando de la Rúa no sorprendió a nadie. Por el contrario, la salida anticipada del Presidente trajo algo de alivio a una sociedad angustiada por el estallido social que produjo 25 muertos y más de 400 heridos, víctimas de la crisis económica que ha puesto a la Argentina al borde de la cesación de pagos y en el centro de la atención mundial.
 
Por eso, a las 19.45 de ayer, cuando la violencia callejera y la represión policial alcanzaban su punto más salvaje en la Plaza de Mayo, el texto con la renuncia del Presidente fue distribuido entre los periodistas de la Casa Rosada. Nadie lo festejó. Ni siquiera los manifestantes que reclamaban el alejamiento de De la Rúa en la zona céntrica de Buenos Aires. El estruendo de las balas y de las sirenas logró que por allí apenas algunos pocos se enteraran.
Siete minutos más tarde, el Presidente que ya había dejado de serlo subió a un helicóptero y dejó definitivamente el poder. Lo acompañaba su edecán, Gustavo Giacosa. Lo saludaban con la mano el canciller, Adalberto Rodríguez Giavarini, y el ministro de Turismo, Hernán Lombardi, quien no podía disimular una lágrima. El viento que cruzaba el helipuerto despeinaba el pelo escaso de De la Rúa. El 15 de setiembre cumplió 64 años.
Hoy habrá una Asamblea Legislativa a las 11 de la mañana que aceptará la renuncia del Presidente. El presidente provisional del Senado, el misionero Ramón Puerta, se hará cargo formalmente del poder y luego dará paso a que el reemplazante de De la Rúa surja de la compleja situación interna que atraviesa el peronismo.
El Congreso tiene 48 horas para decidir quién será el próximo presidente de la Argentina. La decisión saldrá del acuerdo al que llegue el Partido Justicialista, que controla el Senado y la Cámara de Diputados desde el 14 de octubre. No será fácil. Tanto Puerta como el ex gobernador bonaerense Eduardo Duhalde, aparecen como los más interesados en reemplazar a De la Rúa, pero pedirán quedar hasta completar el mandato, a fines del 2003.
En cambio, los gobernadores peronistas de las provincias más grandes —el bonaerense Carlos Ruckauf, el cordobés José Manuel de la Sota y el santafesino Carlos Reutemann— preferirían que el PJ y la UCR armen un gobierno de coalición por un lapso breve (podrían ser dos o tres meses), para llamar luego a elecciones presidenciales anticipadas. Todos ellos, claro está, tienen intenciones de ser candidatos a presidente lo más pronto posible.
El nuevo Gobierno deberá enfrentar un gravísimo cuadro económico y social. La primera medida que deberá tomar, según lo prefieren la mayoría de los dirigentes peronistas, será una devaluación que deteriorará aún más a los argentinos. Hoy, por lo pronto, habrá feriado cambiario.
En medio de las especulaciones políticas, atrás quedó una nueva jornada de miedo. Al igual que el miércoles, ayer se produjeron saqueos a supermercados en todo el país. La variedad de ataques incluyó cuatro camionetas quemadas y 5 muertos en la Capital Federal y robos masivos en un local de la cadena de hamburguesas McDonald''s. A la madrugada, desconocidos habían baleado la casa del ex vicepresidente Carlos "Chacho" Alvarez. Al atardecer, también hubo saña contra la sede del Comité Nacional de la UCR.
Pero fue la represión policial la que empujó a De la Rúa de su cargo. A media mañana de ayer, agentes de la Policía Montada se enfrentaron a un grupo de Madres de Plaza de Mayo, en una imagen que recordó a la última dictadura militar.
Luego, los manifestantes espontáneos —que habían sido decisivos para precipitar anteayer la renuncia de Domingo Cavallo—, fueron perdiendo protagonismo a manos de militantes políticos con mayor gimnasia callejera. Entre estos últimos y la Policía se desató una batalla en las calles aledañas a la Plaza que fue creciendo en intensidad durante toda la tarde.

La policía reprime manifestantes en la Plaza de Mayo - Foto Diario La Nación
De la Rúa y sus ministros vieron esos combates por la televisión, sin tomar decisiones que pusieran fin a la violencia. Tal vez porque, para la tarde de ayer, el Presidente ya se había quedado sin poder. En definitiva, la debilidad política fue la característica básica de los 740 de su gestión.
Por eso, el Presidente ensayó ayer la última jugada para recomponer la situación de su Gobierno. A las cuatro de la tarde, pronunció un discurso por televisión en el que volvió a convocar a la "unidad nacional" y le pidió al peronismo que ofreciera una respuesta para armar un esquema de coalición que hiciera frente a la crisis.
La respuesta del PJ le llegó casi de inmediato. Puerta lo llamó por teléfono al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y le dijo lo que todo el Gobierno ya esperaba.
—No, Chrystian... Me parece que ya es tarde para probar con algo así —fue la frase que ensayó Puerta para dar por terminado el juego. Al mediodía, los senadores y diputados del PJ le habían pedido al Presidente "un gesto de grandeza". Por si faltaba algo, el peronista Humberto Roggero salió por TV a negar también cualquier posibilidad de acuerdo con un gobierno que encabezara De la Rúa.
Esa fue la última señal que esperó el Presidente para comenzar a escribir su renuncia. Lo hizo junto a Colombo, Giavarini y el secretario de la Presidencia, Nicolás Gallo. Fue el canciller quien le sugirió que la escribiera de puño y letra.
En esos minutos tensos del final de la tarde, De la Rúa habló con el jefe del bloque radical de senadores, el chubutense Carlos Maestro. Los dos coincidieron en que ya no había otro camino que la renuncia. Y fue Maestro quien habló con la prensa un rato después dando el alerta sobre el desenlace que se aproximaba.
A esa hora, casi las siete de la tarde, la violencia crecía en las calles argentinas y las centrales sindicales daban comienzo a un paro "por tiempo indeterminado" que agigantaba la incapacidad del Gobierno para resolver la crisis. El Presidente juntó entonces a sus ministros y les dijo lo que todos ya sabían: que renunciaba. "Hice todos los esfuerzos; convoqué a la unidad nacional y no fui escuchado", se excusó.
Así terminó una gestión que comenzó con un De la Rúa votado masivamente hace dos años, como candidato de una Alianza que venció al PJ proponiendo justicia y trabajo, las dos demandas sociales más fuertes tras diez años de menemismo.
Pero la popularidad del Presidente sólo duró seis meses. A mediados del 2000 lanzó un impuestazo que golpeó a su base social —la clase media— y que profundizó la recesión que ya traía dos años. Después vinieron las crisis políticas, la renuncia de Chacho Alvarez; el incendio de Ricardo López Murphy en 15 días como ministro de Economía, y la era Cavallo, que se terminó ayer a la madrugada, con un cacerolazo que bajó de los mismos balcones que habían llevado a la Alianza al poder.
Entre los muchos misterios del poder que De la Rúa no entendió como presidente, el último fue el mensaje que llevaba ese cacerolazo nocturno: no era Cavallo el único destinatario. También a él le hizo saber la sociedad que su tiempo al frente de la Argentina había concluido.
Veinte horas después de la protesta, con la demora que caracterizó la mayor parte de su gestión, De la Rúa entendió el mensaje de los argentinos y renunció.

En helicóptero, como Isabel, y entre el llanto de sus ministros
El Presidente abandonó la Casa Rosada por la terraza, a las 19.52. Unos minutos antes, le había pedido al fotógrafo oficial que le hiciera la última foto en su despacho. Después mandámela, le dijo.
Las hélices del helicóptero no se detuvieron en ningún momento y levantaron un viento como el que precede las tormentas. Sin levantar la vista del piso y con su corbata bordó flameando, Fer nando de la Rúa corrió unos diez pasos abrazado por su edecán y un custodio. A las 19.52 el helicóptero se perdió en el aire.
Fue en la terraza de la Casa Rosada y Clarín fue testigo de la ceremonia del adiós. Hernán Lombardi, el más emocionado, se abrazó con Nicolás Gallo. Enseguida se sumó Juan Pablo Baylac, que tampoco pudo contener las lágrimas. Jorge de la Rúa recibió el saludo de la secretaria privada de su hermano, Ana Cernusco. Horacio Aiello, Ricardo Ostuni y Héctor Lombardo también participaron.
El encargado de acompañar a De la Rúa en el viaje del final fue el teniente coronel Gustavo Giacosa, en su primer día como edecán presidencial. La decisión de utilizar el helipuerto de la Casa Rosada se discutió casi tanto como la renuncia. Muchos aconsejaron que saliera por la explanada de Rivadavia, como todos los días. Pero al final se impuso la recomendación de la custodia.
El helipuerto no se utilizaba desde la Semana Santa de 1987 cuando Raúl Alfonsín partió rumbo a Campo de Mayo para negociar el rendimiento de Aldo Rico. Para evitar algún daño en su estructura, esa vez el helicóptero no se apoyó sobre la Casa de Gobierno.
Pero la imagen que todos teníamos en la cabeza era la de la presidenta Isabel Perón, el 24 de marzo de 1976, yéndose engañada en su helicóptero.
Tres minutos antes de subir a la terraza, De la Rúa salió de su despacho principal y llamó al fotógrafo de Presidencia Víctor Bugge. "Vení, sacame la foto que me tenés que sacar", le dijo antes de sentarse en su escritorio. Entonces, los que se emocionaron fueron Chrystian Colombo, Andrés Delich, Horacio Jaunarena y algunos empleados. "Después mandámela", le pidió De la Rúa al fotógrafo antes de ingresar al ascensor.
En su último día como presidente, De la Rúa llegó ayer a la Casa de Gobierno 11.50. Entre reunión y reunión sólo almorzó un yogur con gelatina. La televisión de su despacho estuvo todo el tiempo encendida.
A las 16.10 hizo su último discurso, calificado por uno de los íntimos (que lo acompañó hasta el final de la jornada) de "tan autista" como el del miércoles, cuando declaró el estado de sitio e instaló la desobediencia civil en la Argentina.
Sólo lo acompañaron Gallo, Colombo, Baylac y Adalberto Rodríguez Giavarini. "Estamos aguardando que se sumen más ministros", dijo antes de comenzar a hablar. Pero ningún otro funcionario se subió al estrado.
Ni bien terminó volvió a su despacho. "Ahora vamos a empezar a hablar con los gobernadores", dijo y se encerró con Giavarini y Colombo. Habló con Carlos Ruckauf, Adolfo Rodríguez Saá y el titular de Diputados, Eduardo Camaño.
Todo fue en vano y enseguida comprendió que era tarde ensayar alguna maniobra para hacerle correr algún costo político al peronismo.
También De la Rúa entendió que los cacerolazos del miércoles a la noche eran un mensaje popular inapelable. Se tenía que ir ya para evitar males mayores y más muertos.
Por la tarde, los rumores señalaron que su familia lo esperaba en Montevideo. Pero su mujer y sus hijos estuvieron unas horas en la Rosada y después volvieron a Olivos. "Estoy hecho mierda", le confesó Antonito a un amigo que integró el Gobierno.
Durante la redacción de su renuncia sólo lo acompañó Rodríguez Giavarini. De la Rúa quería pasarlo a máquina pero el ex canciller lo convenció que fuera de su puño y letra. El ex secretario legal y técnico, Virgilio Loiácono, fue el encargado de llevar la renuncia hasta el Congreso.
Domingo Cavallo no llamó en todo el día. Sólo mandó pedir que se reforzara la custodia de su familia.
Ramón Mestre casi no estuvo junto a De la Rúa. El ex ministro de Interior se había enojado. "Estoy desde las 8 de la mañana diciéndole que hace falta un cambio en el rumbo económico y no me escucha", se quejó. De hecho, cerca del mediodía comenzó a guardar sus papeles en cajas y amagó con irse a su casa. "Ya no soy ministro", le respondió a un periodista que le preguntó por la represión en Plaza de Mayo.
Otro que comenzó a embalar sus cosas desde temprano fue el vocero Baylac. "Cuántas porquerías se juntan en tan poco tiempo", se quejó. Muchos copiaron su idea y las cajas desaparecieron enseguida.

                                                                                    Víctimas del estallido social
Diego Lamagna yace muerto en la 9 de Julio - Foto Diario Clarín
Murieron al intentar un saqueo, pero también al defender lo poco que tenían al frente de un mercadito de barrio. Murieron de casualidad por una bala perdida o entre los gases policiales en Plaza de Mayo. Lo cierto es que hasta anoche, mientras los heridos se contaban por centenares y no había datos del todo confiables —se hablaba de 439 internados— los muertos eran al menos 25 en todo el país. La cifra incluye a 9 víctimas en el conurbano, 5 en la Capital, 5 en Rosario, 2 en Paraná, 1 en Santa Fe, 1 en Corrientes, 1 en Córdoba y 1 en Cipolletti, todos en las últimas 48 horas.
De los 5 muertos a balazos en la Capital Federal aún no se saben los nombres —la Policía Federal negaba la información anoche— pero fueron confirmados por el director del SAME, Marcelo Muro. También hubo 15 heridos de bala y, en total, 90 heridos en los incidentes. "Los 5 muertos son jóvenes: 2 entraron inconscientes en el Hospital Argerich con balazos de plomo en el pecho, otros 2 murieron en el Hospital Ramos Mejía y al otro lo encontramos muerto en los alrededores de la Plaza de Mayo", aseguró Muro a Clarín.
En la ciudad de Córdoba, en el barrio Villa Allende, un chico de 14 años murió cuando intentaba saquear el supermercado Minisol —de la cadena Disco— al recibir una perdigonada de la Policía en el pecho. Esa clase de tragedias se repitieron en el Gran Buenos Aires, donde hubo 9 muertos desde que se iniciaron los saqueos. Mariela Rosales (28), habría sido baleada por Víctor Lepore, dueño del supermercado Hola, en Villa Centenario, Lomas de Zamora, cuando la mujer intentaba saquear el local, según se informó.
Sin embargo, el Ministerio de Seguridad Bonaerense confirmó 8 nombres: Cristian Eduardo Legembre (20), Diego Avila (24), Roberto Agustín Gramajo (19), Pablo Marcelo Guías (23), Damián Ramírez (14) y Ariel Salas (30), Víctor Ariel Enrique (21) y Julio Flores (15).
En el Gran Buenos Aires las muertes ocurrieron en todas las situaciones posibles. Julio Hernán Flores (15), había llegado al mercado Angelito, un negocio de su tío en Merlo, para ayudar con las góndolas, cuando lo mató un balazo anónimo . En Laferrere, Damián Vicente Ramírez (14) vaciaba la carnicería Kun cuando lo mató un balazo en la cara.
Liu Yan Qung (26) vio llegar una ola humana a su mercado Family, apuntó con su pistola Bersa calibre 22 y la bala encontró la cabeza de Diego Avila (24), un desesperado de Villa Fiorito. Víctor Ariel Enrique (21) murió en la vereda del autoservicio Arca Noé del barrio Don Orione en Claypole. Por este episodio fue detenido el dueño del local, Angel Villanueva, que tenía una escopeta calibre 12,70 y una pistola. Cristian Eduardo Legembre (20) recibió tres balazos en el saqueo al mercado Steffi, en Libertad, partido de Merlo. La policía busca al dueño del local.
Pablo Marcelo Guías (23) murió en el saqueo de otro mercadito de barrio en San Francisco Solano, Quilmes. Roberto Agustín Gramajo (19) murió internado en el Hospital Oñativia, de Rafael Calzada, después de saquear el autoservicio Nico, de las calles 9 y 26, en Don Orione.
Los 5 muertos de Rosario están relacionados con los saqueos del último miércoles. Son Claudio Lepretti (35), un ex seminarista que estaba en el techo de una escuela cuando recibió un tiro de escopeta Itaka en la garganta, en el Barrio Las Flores. Juan Alberto Delgado (28) era uno de los que quiso entrar a un supermercado de Necochea y Pasco, cuando lo balearon.
Rubén Pereyra (20), era parte de un grupo que detenía camiones para saquearlos en el barrio Las Flores de Rosario, pero al intervenir la policía murió de un balazo en el pecho. Yanina García (18), estaba en Pasco y Gutemberg, donde un grupo de gente quería saquear un supermercado, cuando la mató un escopetazo anónimo.
Graciela Acosta (35) era una viuda con siete hijos que vivía en Villa Gobernador Gálvez en un departamento Fonavi. Cobraba una jubilación de 140 pesos y murió en el ataque a un supermercado.
En Paraná, Entre Ríos, murió una chica de 15 años, Romina Icurain, que estaba en su casa cuando un grupo intentó saquear el vecino supermercado Wal Mart. La joven estaba descansando tranquilamente cuando una bala perdida le destrozó el cerebro, contaron otros vecinos.
También en Paraná murió Eloísa Paniagua, una chica de 11 años, al recibir una bala de plomo en el cerebro, cuando escapaba con comida de un supermercado.
En Corrientes murió un joven de 23 años, Ramón Alberto Arapi, un obrero municipal que —según sus familiares— no participaba de los saqueos cuando fue baleado por la policía en el barrio San Marcelo, bastante lejos del centro de la ciudad.
En la capital de Santa Fe, en el humilde barrio Cabaña Leiva, Miguel Pasini (15) murió de un escopetazo disparado por el dueño de un almacén cercano al supermercado Bienestar, que estaba siendo saqueado por un grupo de 300 personas.
En Cipolletti, Elvira Avaca (42) murió por las heridas que recibió durante el saqueo de un supermercado, cuando la policía enfrentó a los vecinos.

 Viernes 21 de Diciembre de 2001
El radicalismo apoyará la designación de Rodríguez Saa, pero no acepta la ley de lemas
Angel Rozas, titular de la UCR, dijo que su partido "rechaza firmemente" el mecanismo propuesto por el justicialismo para las elecciones anticipadas
El presidente del radicalismo, Angel Rozas, dijo esta noche que los representantes de su partido en la Asamblea Legislativa apoyarán la designación del justicialista Adolfo Rodríguez Saá como presidente interino.
Por otra parte, el dirigente radical destacó que su partido rechaza "firmemente" la Ley de Lemas que propone instrumentar el PJ para las elecciones presidenciales que serán convocadas para el 3 de marzo próximo.
"La elección de lemas no garantiza que el candidato más votado sea el próximo presidente de los argentinos y, por lo tanto, sería una nueva desligitimación", afirmó el titular de la UCR, Angel Rozas.
Si el PJ se mantiene en su postura de reformar la ley Electoral y de Acefalía, el Radicalismo se abstendrá en la votación de mañana en la Asamblea Legislativa.

Se reunió la Asamblea Legislativa
Aceptaron la renuncia de De la Rúa; cuarto intermedio hasta mañana
En la sesión se determinó que el sábado a las 19 continuarán las deliberaciones para elegir al Presidente interino; Ramón Puerta quedó a cargo del Poder Ejecutivo
El misionero estará a cargo del país hasta que se decida quién será el Presidente interino
En una breve sesión, la Asamblea Legislativa aceptó formalmente la renuncia de Fernando de la Rúa a la Presidencia de la Nación.
Minutos antes de las 13, comenzó la reunión luego de que se hiciera un minuto de silencio en homenaje a los muertos durante los incidentes ocurridos en los últimos días.
Tras la lectura del mensaje de renuncia de De la Rúa, la Asamblea votó favorablemente el proyecto de resolución a través del que se aceptó la dimisión y por el cual Ramón Puerta se transforma de hecho en el jefe del Poder Ejecutivo por las próximas 48 horas.
Puerta levantó la sesión y dispuso un cuarto intermedio hasta mañana a las 19, momento en el que continuará el debate para elegir al sucesor de De la Rúa.
La Asamblea deberá decidir también si convoca a elecciones presidenciales en un plazo menor a 90 días o si el que resulte elegido completará el mandato hasta el 10 de diciembre de 2003.
Las posiciones dentro de los legisladores están encontradas. En el PJ predomina la idea de elegir al nuevo presidente a través del voto popular, mientras que la UCR propicia la última de las opciones.

 Multimedia: 
El ex presidente Fernando de la Rúa refiriéndose a los graves episodios horas antes de su renuncia - 7/10/09 Cadena 3 - Fuente:  Diarios Clarín y La Nación - 21 de diciembre de 2001

Quién es Fernando de la Rúa:
Nació en Córdoba el 15 de septiembre de 1937. Abogado. Fue jefe de asesores del Ministerio del Interior durante el gobierno de Arturo Illia; convencional nacional de la UCR en 1972; senador nacional 1973/1976. Integró la fórmula presidencial de la UCR junto a Ricardo Balbín en 1973. Fue precandidato a presidente en 1983. En agosto de 1996 comenzó su mandato comoJefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y el 10 de diciembre de 1999 asumió como presidente de la Nación en nombre de la Alianza, sucediendo a Carlos Menem.

 
Domingo 19 de Diciembre de 2004
A tres años de la caída del gobierno aliancista: entrevista de LA NACION con Fernando de la Rúa  -  "Mi renuncia evitó un golpe de Estado"
Insiste en que Eduardo Duhalde encabezó un complot para derribarlo que coincidió con una ofensiva del Fondo Monetario
Asegura que no volverá a participar en política y sólo quiere hablar bien de la Argentina en el exterior
Como autocrítica dice que no logró "un clima de unidad" para afrontar la crisis
En su oficina de Callao, De la Rúa habló largamente con LA NACION
A casi tres años de su renuncia a la presidencia, Fernando de la Rúa afirmó que con su decisión "evitó un golpe de Estado y aseguró la continuidad democrática". Está arrepentido de haberse subido al helicóptero que lo sacó desde la terraza de la Casa Rosada el 20 de diciembre de 2001 porque fue la peor imagen del final. Y dijo que se liberó de las tensiones. Su principal autocrítica es que su gobierno no logró convencer al Fondo Monetario ni al peronismo, contó en una extensa entrevista con LA NACION.
Tiene una sola teoría sobre la mayor crisis institucional desde el regreso de la democracia: "Fue un complot que organizó Duhalde y coincidió con una ofensiva del FMI contra la Argentina", dijo.
En su futuro hay sólo una decisión: no competir más en elección alguna. Está convencido de que su deber ahora es contribuir con el silencio, hablar bien del Gobierno en el exterior y más adelante transmitir su experiencia.
-¿Cómo está al cumplirse tres años de su salida del poder?
-Aquí estoy en el país, he respondido a cuanta citación judicial me hicieron. Cualquiera pasa por la puerta de Tribunales y hace una denuncia. Por suerte, muchas causas se van cerrando, pero es indudable que la persecución existió en la Justicia y en los medios. Este año estuve en los Estados Unidos y en la República Dominicana y he sido tratado con gran consideración. Estoy satisfecho y estoy escribiendo.
-¿Qué?
-Temas políticos.
-¿Para un libro?
-Me reservo el uso. Son escritos de mis defensas, elementos para poner en blanco sobre negro lo que pasó y por último lo más importante: la visión estratégica para el futuro. El aporte que puedo hacer es el de la experiencia; nadie puede volver al pasado.
-¿Le gustaría volver al 20 de diciembre y cambiar la historia?
-El 20 de diciembre hubo una crisis política, el estallido económico viene en 2002: la implosión económica es en 2002 por la devaluación y pesificación asimétrica. En 2001 hay una crisis política por un complot organizado por Buenos Aires, con Eduardo Duhalde como protagonista que quería llegar a la presidencia.
-¿Asocia al FMI con el duhaldismo en ese supuesto complot?
-Es una confluencia. Coincidieron la ambición interna por apropiarse del poder y la ambición del FMI de hacer un escarmiento de la Argentina.
-¿Por qué Duhalde hubiera querido el poder por la fuerza?
-Pregúnteselo a Duhalde.
-Durante esos tres años, ¿pensó seguido en esos días?
-Sí, pero nada ocurre de manera exclusiva, todo responde a un contexto: los años que me tocaron fueron de un marco internacional desfavorable, distinto del altamente positivo de hoy.
-¿No hace alguna autocrítica?
-Sí, soy el más implacable.
-¿Qué dice de usted?
-No logré ese clima de unidad para afrontar una crisis inédita y mi gobierno no convenció al FMI. Y después de las Torres Gemelas sufrimos el impacto.
-¿Para qué sirvió su salida anticipada del poder?
-Mi decisión fue para asegurar la continuidad institucional. Hubo un complot, pero al renunciar evité un golpe de Estado que lleva al exterminio de un país y en segundo lugar puse fin a la violencia.
-¿Es cierto que usted no sabía lo que pasaba en la Plaza de Mayo?
-La jueza Servini de Cubría ordena desalojar la plaza y se habla de los hechos de la Plaza de Mayo donde no ocurre más que la actuación oficial por orden de la jueza. Los hechos graves ocurren a las 18 en otros sitios cerca de la avenida 9 de Julio.
-¿No se enteró de los muertos?
-Cuando en la televisión insinuaban que había muertos, pregunté y me dijeron que no. Eso tiene explicación porque por ahí era un herido trasladado al hospital que después murió.
-¿Le vienen todo el tiempo esos momentos a la cabeza o es algo que quedó en el pasado?
-Jamás he olvidado una experiencia de mi vida.
-¿Cómo es su vida hoy?
-Me lo reservo, pero estoy muy ocupado, escribiendo y leyendo mucho.
-¿Está informado de todo?
-¡Por favor..., cómo pregunta eso a un ex presidente!
-Por la crítica permanente que hace de los medios...
-No me mire como un ser aislado.
-¿Piensa retomar en algún momento su vida política?
-No vuelvo a competir electoralmente, pero no declino volcar mi propia experiencia.
-¿Terminó su carrera política?
-Nunca sentí tener una carrera política. Siempre hice lo que me parecía debido al servicio del país, no con el sentido de una carrera de ambición personal.
-¿Cuál siente que es su deber?
-Contribuir con el silencio y hablar bien del Gobierno fuera del país.
-¿Cree que en algún momento podrá tener presencia política?
-Yo no hago campaña.
-¿Cómo ve al radicalismo?
-Se va a recuperar, es la gran alternativa, la gran fuerza histórica. Pero no quiero opinar. Ya está, ¿no?
-Todavía faltan algunas preguntas. ¿Extraña el poder?
-No... Nunca amé los oropeles del poder ni lo consideré una posición de ventaja, sino de trabajo. Me liberé de las tensiones, me tocó afrontar agravios.
-¿Cómo vivió eso?
-Me encontré con más fuerza de lo que imaginaba. Supuse que eso sería irresistible, pero lo superé.
-¿Cómo?
-Con fuerza interior y la convicción de lo injusto.
-¿Puede ir al cine o a comer?
-Desde que era jefe de gobierno que no lo hago. Ahora cuando viajé me saludaron. La gente es respetuosa, lo único que desarticula es la incitación mediática a la violencia. Cuando hay plata atrás para comprar se distorsiona la libertad.
-¿Quiere dar nombres?
-No.
-¿Se sigue viendo con sus ex funcionarios?
-Si, igual aclaro que no tengo nada que ver con la política activa.
-¿Con Cavallo volvió a hablar?
-Si, me manda mails, lo vi en Estados Unidos, da charlas en Boston.
-¿Cómo está con sus hijos?
-Hablo todos los días. Acá hubo una persecución contra mi familia en vez de tomársela con el presidente. Eso configura un capítulo aparte de una historia imperdonable.
-¿Por qué?
-Porque era mi familia.
-¿Antonio no era su consejero?
-No. Todo lo que se decía era para generar odio, todo está vinculado con la justificación del complot.
-¿Tiene miedo de que alguna causa se complique?
-Nadie me acusó de haberme quedado con nada.
-¿Qué piensa del Gobierno?
-Hizo bien en construir poder, posible además por la mayoría legislativa. Yo estaba obligado a negociar, sin espacio para hacer una coalición.
-¿Su esposa está recluida en la vida familiar?
-Me ayuda con la fundación.
-¿Cree que tendrá una revancha en la política?
-No preciso una revancha. Llegué a la posición más alta a la que se puede aspirar, lo hice por la vía democrática, afronté una situación inédita y difícil y lo asumo. Así fue mi destino.
-¿Cree que cuando se mire hacia atrás la historia lo juzgará mejor?
-Puede ser. Hicimos todo lo posible, pero en vez de la solución solidaria prefirieron tomar el poder, devaluar y repartir la plata. Eso contó con la incomprensión de muchos radicales que creían estar mejor así.
-¿Se equivocaron?
-Mire dónde están ahora.
-¿El momento clave fue pelear la presidencia del Senado?
-Eso fue un indicio de lo que pasaría después. Sin embargo, Duhalde ya le había dicho a Alfonsín que la Alianza debía continuar sin el presidente. Después resolvieron que no continuara ni la Alianza.
-¿Quiénes, Duhalde y Alfonsín?
-Ya es mucha historia.
-¿Hubo coimas en el Senado?
-Estudié la causa y puedo decirle que es una falsedad y una de las peores patrañas, que quedará desenmascarada.
-¿Su imagen ayudó al deterioro de su gobierno así como en la campaña lo ayudó el slogan "dicen que soy aburrido"?
-La imagen, cuando uno tiene 30 años de político, no cambia en un día. La mofa como método para dañar daña la autoridad más que a la persona. Cuando más autoridad hacía falta, más la deterioraban. Yo no sé usar recursos económicos ni coercitivos para coartar la libertad de prensa. A Duhalde y a Kirchner los sacaron de las imitaciones y ésa es una forma de respetarlos.
-¿No lo cuidaron?
-Yo no les daba plata para comprar a nadie.
-¿Eso pasa?
-Digo que yo no compraba ni amenazaba. Felicito a los que lograron eso con Duhalde y Kirchner.
-¿Y la política?
-Estoy involucrado todos los días con la política: por lo que escribo, por lo que leo, por lo que pienso, por lo que me llaman y por lo que me preguntan. Este reportaje ya es muy largo.
-Ya terminó.
Por Paola Juárez - Redacción de La Nacion


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