
Como  ya les comenté en otro post, esta semana participé de la reunión del  Consejo de las Américas en el Hotel Alvear. El encuentro se organiza de  manera conjunta por el Council of the Americas y la Cámara Argentina de  Comercio, integrante del Grupo C-20 (la contraparte empresaria del Grupo  G-20). Me gustaría compartir con ustedes uno de los discursos de  apertura de la conferencia. 
Les  recomiendo que le den una mirada y si alguno cree que provienen del seno  de nuestro sector político o de algún funcionario del gobierno de  Cristina Fernández de Kirchner... no podría estar más equivocado. Es el  discurso del del Presidente de la Cámara Argentina de Comercio, señor  Carlos De La Vega... 
Señoras y Señores,
En el nombre de la Cámara Argentina de Comercio y en el mío propio, les doy la más cordial bienvenida.
Agradezco al Council  of the Americas, y en especial a su presidenta, Susana Segal, la  confianza depositada una vez más, en nuestra entidad para la realización  conjunta de tan importante evento.
La jornada contará con  la participación de muy destacados hombres y mujeres de la política y  la economía, quienes realizarán un análisis de la coyuntura, y nos  ofrecerán sus perspectivas sobre el futuro de nuestro país.
Es un encuentro  realmente plural, con importantes representantes del gobierno nacional y  de cuatro candidatos a la presidencia de la República. A todos les  agradezco por su acompañamiento.
Hoy el mundo vive  nuevamente un contexto económico de incertidumbre, que si bien no tiene  la magnitud del que experimentamos un par de años atrás, no deja de  generar preocupación tanto en los países desarrollados como en los en  vía de desarrollo.
Quisiera destacar que  en el ámbito internacional, la Cámara Argentina de Comercio, integrante  del Grupo C-20 (la contraparte empresaria del Grupo G-20), ha venido  trabajando con sus pares internacionales para contribuir a que se tomen  medidas que permitan contrarrestar la presente crisis internacional.
En el último  comunicado del C-20, se destacó la necesidad de estimular el crecimiento  y disminuir las asimetrías socioeconómicas en los países en vías de  desarrollo, entendiendo que, al beneficiar el comercio mundial, se  promueve un contexto favorable para todos los socios comerciales.
Las Cámaras de  Comercio entienden que existen estructuras de cooperación que ayudarían a  paliar los efectos de la inestabilidad mundial, los movimientos de  capitales y la volatilidad en los precios de las materias primas.
El C-20 también  destacó la necesidad de desarrollo y regulación del sistema financiero y  del mercado de capitales para garantizar el acceso a los canales de  financiamiento tan necesarios para la inversión. De la misma manera, que  se torna cada vez más imperiosa la necesidad de fortalecer la dimensión  social y humana de la globalización, a fin de que todos los habitantes  del planeta puedan sacar provecho de este proceso en constante avance.
En los últimos años  nuestro país ha vivido un extraordinario período de crecimiento  económico que permitió dejar atrás las penurias sufridas a comienzos de  siglo.
Desde 2003 el producto  Bruto Interno se ha expandido ininterrumpidamente a una tasa promedio  anual cercana al 8%, con un acumulado aproximado de 79% en promedio –con  una expansión mayor del sector comercio del 106 %.
Sólo en 2010, el PBI  Argentino creció un 9,2% - donde el sector comercio y servicios realizó  un aporte a esta positiva dinámica, generando el 60% del crecimiento del  valor agregado.
Por otra parte, el  empleo privado registrado creció un 70% desde 3002, a una tasa promedio  anual de 7,2% -llegando a más de 6 millones de empleados a finales del  año pasado. Esto permitió una fuerte caída de la tasa de desempleo,  desde más de 20% a comienzos de 2003 hasta el 7,7% que promedió durante  2010.
Vale la pena destacar  el aporte del sector comercio durante este período, con un crecimiento  acumulado del empleo registrado de 88,88% -a una tasa promedio anual de  8,3%, llegando a emplear a 1.095.910 personas –según datos del cuarto  trimestre de 2010.
En cuanto a las  exportaciones medidas en dólares, las mismas avanzaron un 166%, donde el  58% corresponde por mejores precios y el 68% a un aumento de volumen.  Esto fue fruto de una creciente colocación de nuestros productos en  países socios del Mercosur y en otras economías emergentes.
Muy notorio fue el  crecimiento de nuestras ventas hacia Brasil, que pasaron de 4800  millones de dólares en 2002 a más de 14.400 millones de dólares en el  último año –lo que implicó una expansión de casi 200%. Estas ventas  estuvieron impulsadas por las manufacturas de origen industrial, que  explican el 69% de las ventas de nuestro vecino.
También fue importante  el avance de nuestras exportaciones hacia China, que pasaron a algo más  de 1.000 millones de dólares en 2002 a 5.858 millones de dólares en  2010, lo que representó una expansión de más de 430%.
Cabe destacar la  creciente importancia de los servicios en nuestras exportaciones, las  que representan 13.100 millones de dólares, es decir, el 15,5% del  total.
Todo esto se dio en un  marco de solvencia financiera y una importante reducción del tamaño de  la deuda pública en relación al PBI. Asimismo, se produjo una notoria  mejoría en la distribución del ingreso, y en los salarios reales de los  trabajadores –con índices que en los últimos años han estado por encima  de la inflación.
El buen desempeño  económico de la Argentina continúa en el presente: en el primer  trimestre de 2011 el producto se expandió interanualmente un 9,9%, la  tasa de desocupación fue de apenas un 7,4%. Asimismo, distintos  indicadores sectoriales, como las ventas en supermercados y en centros  de compras o el patentamiento de vehículos, también muestran que la  economía atraviesa un período de fuerte expansión. La deuda pública  bruta se ha ubicado por debajo del 50% del PBI.
Es decir, Argentina ha  logrado altas tasas de crecimiento, reducido su clásica vulnerabilidad a  los vaivanes de la economía internacional, esto último gracias a su  política de desendeudamiento externo y al desarrollo del mercado  interno, con una notable expansión del consumo.
Todo esto ubica al  país en una posición relativamente holgada e comparación con buena parte  de las naciones desarrolladas, que actualmente viven un clima económico  de incertidumbre.
Estoy convencido que  la situación de nuestra economía nos posibilitará superar los desafíos  que la actual coyuntura financiera internacional nos impone y aprovechar  plenamente las oportunidades que el mundo nos ofrece –como la sostenida  demanda por nuestros productos en los mercados externos.
Creo también que en  esta nueva etapa será necesario dar un mayor impulso a la inversión  privada, que aunque ha crecido en los últimos años, aún parece  insuficiente para sostener el actual ritmo de expansión en el largo  plazo. Para ello será importante la colaboración entre los sectores  público y privado, con el fin de promover las mejores condiciones,  financiación y tratamiento tributario adecuado.
Asimismo, esta nueva  etapa requerirá de un esfuerzo importante en materia de competitividad  –que ya no puede depender sólo del tipo de cambio. Es necesario, por un  lado, continuar mejorando la infraestructura de nuestro país, que  posibilite reducir los costos de transporte y así hacer más competitivas  nuestras exportaciones. Por otro lado, debemos continuar incorporando  nuevas tecnologías que deriven en una mejora de nuestra productividad.
A pocas semanas de los  comicios del 23 de octubre, esperamos que el proceso electoral se lleve  a cabo en un clima de paz social, como el experimentado días atrás  –siendo un nuevo ejemplo de la madurez democrática alcanzada por nuestra  sociedad. 
Es el momento para  consolidar en el tiempo las bases del crecimiento sostenido de nuestro  país y esto requiere un compromiso por parte de todos y una visión de  mediano plazo –que nos permita levantar la mirada día a día.
Debemos prepararnos  para que nuestro desarrollo futuro no pueda ser afectado por eventuales  modificaciones de los precios internacionales, sino que se mantenga como  consecuencia de nuestro propio esfuerzo, cuidando la productividad,  alentando la innovación y la eficiencia.
Desde el sector  privado, el empresario debe aportar inversiones, creatividad y trabajo,  mientras que desde el sector público, el estado debe facilitar  emprendimientos a través de un marco regulatorio apto y estable para el  desarrollo de nuestras empresas y el crecimiento de las ya consolidadas.
No nos cansamos  tampoco de reiterar que debemos progresar en el diálogo entre los  sectores de la economía. Los viejos desencuentros entre agro e  industria, producción y servicios, apertura y proteccionismo, capital e  interior, deben dar lugar a un crecimiento sostenido de todos: regiones y  sectores, campo, industria, comercio, servicios, construcción, de  manera integrada y complementaria.
Si bien es inevitable  que en un proceso de fuerte crecimiento surjan conflictos de intereses  entre distintos sectores de la sociedad; autoridades, empresarios,  sindicalistas, intelectuales y demás líderes sociales debemos abocarnos a  la constante búsqueda de acuerdos que posibiliten que las naturales  diferencias se resuelvan de una manera justa y mutuamente beneficiosa  para la sociedad en su conjunto.
Esta jornada se propone ser un ámbito  de reflexión sobre los logros alcanzados; un espacio para que los  distintos sectores nos encontremos y podamos dialogar; una ocasión para  pensar los desafíos del futuro y el mejor modo de enfrentarlos. En  definitiva, una oportunidad para trabajar por el país mejor que todos  anhelamos.
Muchas gracias.
Carlos De La Vega, Presidente de la Cámara Argentina de Comercio




 
 
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