La inseguridad al tope, buena imagen de CFK, Scioli y Massa
Año 5. Edición número 222. Domingo 19 de agosto de 2012
Las movidas aguas de la provincia de Buenos Aires no siempre son vistas con los mismos ojos. Algunos se desgañitan criticando la corrupción y, sin embargo, en la percepción de los bonaerenses, apenas dos de cada cien creen que eso está al tope de los problemas en el distrito. La inseguridad, el parche batido por la prensa opositora, es, por lejos, vivido como el principal problema. En ello coinciden el 62,6% de los encuestados. Muy lejos queda el segundo tema: sólo el 19,2% cree que “la desocupación/trabajo precario/bajos salarios” (así, todo junto) constituye el primer problema de los bonaerenses. En la percepción social, apenas 12 de cada 100 entrevistados creen que la educación o la inflación son los asuntos que les complican más la vida. Todavía queda para la sociología que se dedica a los estudios cuantitativos desentrañar por qué es “la inseguridad” lo que se dispara como primera respuesta de las angustias o problemas que sufren los bonaerenses. Allí se juntan, seguramente, los robos y hurtos reales con las imágenes de los noticieros. En alguna medida –aunque debe suponerse que menor–, están cifradas en esas respuestas la desconfianza al accionar de las fuerzas de seguridad. Pero no puede suponerse de ningún modo que la lucha por una seguridad democrática sea patrimonio de los millones de bonaerenses.
De algo no cabe dudas: estos estudios deberían sistematizarse de un modo que permita separar la paja del trigo y permita dar mejores respuestas a lo que, por mayoría abrumadora, constituye la percepción de los problemas sociales
Imagen de dirigentes. No hay duda de que el gobernador Daniel Scioli construye parte de su imagen pública asociada a “la lucha contra la delincuencia” y que suele mostrarse a los medios en operativos donde los televidentes deben creer que la Bonaerense encontró droga o esclareció delitos, aunque no le de resultados (ver recuadro “Maldita policía”). Desde ya, Scioli va por su segundo mandato y sería ridículo explicar su contundente 74,4% de imagen positiva, y en ello se basa la construcción de sus próximos pasos políticos: tener injerencia en las candidaturas a legisladores provinciales y nacionales en las elecciones de 2013 y, dado que no está habilitado para un tercer mandato en la gobernación, avanzar con una candidatura presidencial hacia 2015.
La encuesta revela que en la percepción de los bonaerenses, el vínculo entre el gobernador y la Presidenta es percibido mayoritariamente (en un 54%) como “negativo” y sólo tres de cada diez bonaerenses creen que la relación entre Cristina y Scioli es “positiva”. Es decir, asumido el conflicto entre ambos, es evidente que la imagen de la Presidenta es muy alta (60,4% de imagen positiva). Como dato adicional, el estudio revela que la imagen de Scioli es mayor a la de la Presidenta entre los habitantes de los partidos medianos y chicos del interior de la provincia, entre las personas de mayor edad, entre quienes tienen alto nivel educativo y entre quienes prefieren informarse por medios de comunicación ligados al Grupo Clarín, el diario La Nación u otros servicios informativos ideológicamente afines.
Si se observa la diferencia entre “imagen” y percepción de gestión, la brecha entre Scioli y Cristina baja mucho. El 59,1% de los consultados evalúan como “positiva” la gestión del gobernador (una brecha del 19,6%), mientras que el 52,8% aprueba la gestión de Cristina. Es decir, si bien puede decirse que es 6,3 puntos porcentuales menos que la aprobación a Scioli, desde otro lado puede observarse que entre la imagen y la aprobación hay una leve diferencia: sólo el 7,4% de los consultados ven “positivamente” a la Presidenta y no aprueban su gestión, mientras que la brecha entre imagen y gestión en el caso de Scioli es el doble que en el caso de Cristina, de 15,3 puntos porcentuales. Esto es, uno de cada cinco bonaerenses que tiene buena imagen de Scioli no aprueba su gestión. Esto responde a su buena impostura, a su discurso conciliador y nunca agresivo, a que está asociado con el éxito deportivo, a la superación permanente de la falta del brazo derecho y, sin duda, a un buen tratamiento mediático, tanto de medios cercanos al kirchnerismo como de los poderosos medios opositores.
Un mínimo de laboratorio mediático permitiría pensar que un involucramiento mediático de la Presidenta con algunos de los temas calientes de la provincia le permitirían mejorar aún más la percepción entre una franja de quienes hoy la ven negativamente. Nadie debería creer que Cristina va a llevar a cabo una campaña “para mejorar imagen” sin que esté asociada a la resolución real de problemas. De modo que ese ejercicio, de momento, no tendría sentido. Salvo, claro está, para hacer otro ejercicio especulativo: ¿mantendría niveles tan altos de imagen el gobernador si no estuviera tan presente en las escenas policiales y si no tuviera el buen trato de los medios opositores? El hecho, en síntesis, es que Scioli mide bien. En números puros más que Cristina. Y también es un hecho que la sociedad entre ellos dos es percibida como conflicto y no como colaboración por la mayoría de los encuestados.
Massa, Macri, Moyano y Alicia K. Al intendente de Tigre, Sergio Massa, lo conocen el 87% de los bonaerenses y nueve de cada diez (89,8% de los consultados que lo conocen) lo ven de forma positiva. Es joven, pasó por el gobierno nacional y aunque se fue peleado hoy mantiene un vínculo muy cordial tanto con las autoridades de la provincia (Scioli) como con las de la Nación. Es decir, va a tener una presencia importante en las elecciones de 2013 con proyección a las conversaciones de 2015. Tanto en el caso de que el Frente para la Victoria siga siendo el paraguas para el sciolismo y el kirchnerismo como en el caso de que las listas de unos y otros se distancien el año entrante. Massa es un nombre importante. Mauricio Macri debe sentir que tan mal no le va: de acuerdo a este estudio, uno de cada dos bonaerenses ven al jefe de Gobierno porteño con buenos ojos (49,7%). Sin embargo, hay que añadir que la misma consultora, en una encuesta de diciembre de 2011, lo tenía con una imagen positiva neta del 59,8%; o sea que hoy perdió 10 puntos porcentuales, casi una quinta parte de su imagen positiva.
Lo mismo, Macri está bastante por encima de Francisco de Narváez (42,2%), que supo construir sus bases en territorio bonaerense. Hugo Moyano tiene una imagen positiva (del 31,1%) pero se resquebraja ante la pregunta de “si lo votaría” para diputado en 2013. Sólo el 6,7% lo haría con seguridad y apenas un 6,2% contesta que “quizá lo votaría”. Al respecto, cabe consignar que “en el enfrentamiento entre Moyano y la Presidenta”, el 35% opinó que salía favorecida Cristina mientras que el 22,8% consideró que el favorecido era Moyano. Una diferencia no demasiado grande, sobre todo, cuando el 58,5% de los encuestados cree que la fractura de la CGT “perjudica la situación de los trabajadores”. Un tema a tener en cuenta porque si bien en la construcción de agenda diaria la inseguridad está al tope, en la identidad peronista bonaerense (la mayoría abrumadora) el tema sindical deja a muchos bonaerenses kirchneristas sin respuesta.
Muy interesante la percepción de los bonaerenses sobre Alicia Kirchner: conocida por siete de cada diez habitantes de la provincia, tiene una imagen positiva de dos tercios de los bonaerenses (65,1%). Sin dudas, de cara a las legislativas de 2013 y a la conversación sobre las candidaturas de 2015, la hermana de Néstor Kirchner tiene un lugar importante entre los bonaerenses.
Maldita policía
La encuesta indica que sólo el 14,1% de los consultados tienen una visión “positiva” de la política de seguridad de Scioli mientras que la abrumadora mayoría (78,9%) tiene una imagen negativa. Desde ya que eso no daña el buen concepto del gobernador en la provincia, pero es indicativo de que con Ricardo Casal como superministro de Justicia y Seguridad –y la Bonaerense como aparato de solución– el gobernador no suma voluntades. Va de suyo que la lentitud para la reforma policial tiene que ver con la fuerza y los tentáculos corporativos de la corporación policial, pero también deberían razonar los dirigentes del sciolismo que si no fuera por la buena imagen de Scioli, su gobierno podría ser limado en muy poco tiempo. La imagen negativa de la política de seguridad tiene un componente de manejo mediático, pero nunca los medios opositores culpan a Scioli por los desaguisados de la policía, más bien lo cuidan bastante. Sin embargo, los números cantan.
Ficha técnica
Universo: personas de 18 años y más residentes en la provincia de Buenos Aires.
Periodo de relevamiento: 30 de julio a 11 de agosto de 2012
Metodología de relevamiento: encuesta telefónica semiestructurada con carga en línea de la información
Tamaño de la muestra: 543 encuestas
Diseño muestral: estratificado por zona (primer cordón del GBA, segundo cordón del GBA, partidos de 80 mil habitantes y más del interior, resto del interior)
Calibración: sexo, edad y nivel educativo (CNP 2010).
Margen de error máximo para resultados referidos al total provincial (90% de confianza y p=50%): +/- 3,5%
Demographia a.c.
Director Técnico: Lic. Diego Born
demographia.ac@gmail.com
CKF y Scioli, cuestión de estilo
Hay dos preguntas de este estudio que suelen entenderse como el abecé de las condiciones para definir la imagen de dirigente político. Comparar a Cristina y a Scioli para saber cuál de los dos es percibido con “más coraje para tomar decisiones” o con “mayor capacidad de liderazgo” puede dar resultados totalmente subjetivos, intangibles. Sin embargo, no deja de ser interesante ver las respuestas. En “más coraje”, Cristina hace una diferencia notable: 71,6% frente a un delgado 8,5% de Scioli. En “capacidad de liderazgo”, apenas algo menos: 70,3% frente al 16,5% de Scioli. De todos modos, para los cristinistas más entusiastas, aunque resulte contradictorio con estos datos, Scioli tiene muy buena imagen. A veces, sin ser considerado un estadista o un líder, un político puede ser bien percibido.
Donde Scioli hace una diferencia a favor es en “se preocupa más por luchar contra la inseguridad”, con apenas un 30,7% a favor mientras que Cristina tiene, apenas, el 8,6% de apoyo. Este último tema no es menor: a la hora de hablar del tema “inseguridad” –tan inasible como se presenta pero tan tangible como angustia social– hay una percepción de desprotección. Algo parece que deberían hacer los legisladores con los proyectos de policía judicial y municipal, al menos, para empezar a mostrar que se preocupan por la agenda que indican las mediciones de opinión pública. Esto no es gestionar para las encuestas, sino gestionar con la medición y la respuesta de la gente.
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