La Presidenta anunció que enviará al Congreso nuevas medidas para intervenir en la economía
“El año más difícil de los últimos cien”
Cristina Fernández defendió el actual modelo económico, criticó a los empresarios del agro y la oposición y anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley de radiodifusión. También reclamó que se aceleren los juicios por derechos humanos.
Por Daniel MiguezComo en otras ocasiones, la Presidenta no leyó su discurso, que duró una hora y 11 minutos.En el caluroso y cerrado recinto del Congreso y ante un auditorio un poco adormilado por el
inusual madrugón de un domingo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner abrió el 127º período de sesiones ordinarias con un discurso de una hora y once minutos en el que anunció que enviará al Congreso todos aquellos instrumentos que “permitan intervenir adecuadamente en la economía”. Aunque no dio precisiones, las iniciativas que hay en danza en ese sentido son las que apuntan a un mejor manejo del mercado de granos y al control estatal del Banco Hipotecario.
La Presidenta también anunció que próximamente enviará el proyecto de una nueva ley de radiodifusión y pidió cooperación al sector agropecuario, “el único –dijo– que puede no comercializar sus productos”. En otros tramos salientes de su discurso criticó a los gobernadores que dicen no estar en condiciones de dar aumento a los docentes, pero a la vez son “benevolentes con los que más tienen” y, en lo que pareció una alusión al vicepresidente Julio Cobos, reclamó que cada uno juegue los roles que tiene dentro de las instituciones.
La Presidenta llegó puntualmente a las once de la mañana al Congreso. En la plaza la esperaban militantes de distintos municipio del Gran Buenos Aires y de algunos sindicatos; y en la escalera de entrada por la avenida Entre Ríos, Cobos, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, y el del senado, José Pampuro. La ansiedad de algunos que le querían dar importancia al modo en que iba a saludar a Cobos fue saciada en dos segundos. Le dio la mano mirándolo a los ojos, igual que a Fellner y Pampuro.
Después pasó al Salón Azul donde un grupo de cuatro diputados y cuatro senadores se sumó a la escolta que la acompañó al recinto, donde fue recibida por una lluvia de papelitos, que eran pequeños volantes de diez por diez: unos en letras azules de la CGT y otros en letras verdes de la Asociación de Personal Legislativo. Fueron tantos que cubrieron por completo el pupitre de la Presidenta, que los corrió con la ayuda de Cobos y Fellner, sentados a su lado.
A las 11.05 la Presidenta arrancó con un discurso que no incluyó los anuncios concretos que se conjeturaban, ni sobre el control estatal del Banco Hipotecario ni sobre una mayor intervención en el comercio de granos. Pero sí hizo una clara referencia a estas posibilidades al señalar que enviará “al Congreso todos aquellos instrumentos que las épocas y los tiempos exigen” y que “permitan intervenir adecuadamente en la economía para preservar el trabajo y la generación de la actividad económica”. Página/12 en su edición de ayer había informado que estaba en marcha la creación de una agencia comercializadora que compraría las cosechas y se encargaría de la exportación y, por otra parte, una iniciativa para que el estado tome el control del Banco Hipotecario para lanzar una línea de créditos a tasas subsidiadas para la compra de viviendas.
El discurso, en cambio, abundó sobre los logros alcanzados por el Gobierno y las medidas para enfrentar la crisis, que, según pronosticó puede convertir al 2009 “en el año más difícil de los últimos cien años”. Los legisladores oficialistas la interrumpieron más de veinte veces con aplausos, y en un par de ocasiones también se sumaron algunos diputados del SI. En cambio, las figuras de la oposición, como los diputados Felipe Solá y Francisco De Narváez, siguieron sus palabras con gesto adusto, al igual que el senador radical Gerardo Morales, el mismo que posiblemente hubieran exhibido si no pegaban el faltazo los senadores Carlos Reutemann, Carlos Menem, Chiche Duhalde y Adolfo Rodríguez Saá.
El anuncio del envío para su tratamiento de la ley de radiodifusión llegó casi al final del discurso. Dijo que será “el cambio definitivo” de la norma sancionada por la dictadura militar y consideró que la reforma de la Ley de Radiodifusión es una “deuda histórica de la democracia argentina”.
El primer tramo del discurso lo dedicó a la crisis económica mundial y la posición que la Argentina planteará en los escenarios internacionales, como el G-20 que se reunirá el 1º y 2 de abril en Londres. “Todos, absolutamente todos coinciden en que (la crisis) es similar a la de 1930. Otros la comparan con caída del muro de Berlín. La diferencia con la caída del muro de Berlín es que en aquella oportunidad se les había caído a los que estaban del otro lado. Ahora los muros se nos han derribado a nosotros”, describió la Presidenta.
“Los paradigmas han caído y vemos todos los días noticias que agobian, caídas de bancos, despidos masivos, fábricas quebradas, parece que nada pudiera tener fin en este vacío sin fin”, continuó la Presidenta para luego afirmar que en el G-20 la Argentina va a proponer “la supresión de los paraísos fiscales” y “un acuerdo en materia de políticas macroeconómicas globales que tengan y que tiendan a levantar y sostener la demanda global, porque vemos que, con el solo fondeo de bancos que se caen, no alcanza”.
Después detalló todos los elementos macroeconómicos que abonan la idea de que el país tiene fortaleza para enfrentar la crisis. En esa descripción subrayó un dato que no pareció casual: “Crecimos en todas nuestras exportaciones y además lo hicimos fundamentalmente ese crecimiento en torno al sector manufacturero industrial, de origen agropecuario en menor medida y de origen industrial en gran medida”.
En respuesta a las acusaciones de la oposición y de las cámaras agropecuarias respecto de una supuesta merma en el flujo de fondos de la nación a las provincias, la Presidenta señaló que el Gobierno ha “mejorado la situación de nuestras provincias”. Y puso dos ejemplos. Dijo que Catamarca recibió en 2008 2883 millones de pesos, cuando el presupuesto total de la provincia es de 2800 millones. Y que a Santa Fe fueron enviados 14.166 millones de pesos y el presupuesto provincial fue de 11.000 millones.
Luego habló de las medidas tomadas a favor de los jubilados, desde la ley de movilidad y la reestatización de la administración del sistema previsional, hasta los aumentos de haberes. “Me enorgullezco de formar parte de un gobierno que jamás envió a este Parlamento un proyecto de ley que restringiera las garantías que quitara derechos a los argentinos, que le descontara salarios a jubilados o empleados públicos”, dijo y brotaron otra vez los aplausos oficialistas a los que se sumó María América González del SI. Entre los que no aplaudían estaba Patricia Bullrich, firmante como ministra de Trabajo del gobierno de Fernando de la Rúa, que promovió la quita de 13 por ciento en los haberes jubilatorios y sueldos de empleados públicos.
Respecto del conflicto docente en varias provincias, la Presidenta dio un par de definiciones fuertes. Por un lado, dijo que “las medidas de fuerza perjudican a la educación y a los chicos” y que “es cierto que muchas administraciones provinciales tal vez no puedan pagar lo que se demande”. Y completó la idea así: “Pero lo que no me resulta justo es que mucha dirigencia que sostiene que no puede pagar más, sin embargo a la hora de fijar postura respecto de cómo deben contribuir los que más tienen en una sociedad, sea benevolente con los que más tienen y exija que los maestros vayan con salarios mínimos. Esto es lo que a mí como sociedad no me cierra”. Todos leyeron que le estaba hablando especialmente al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.
Más adelante avanzó con el detalle del mega plan de obras públicas puesto en marcha y también criticó a los medios de comunicación que –afirmó– hicieron una “manipulación de la información”, sobre un supuesto informe negativo de Estado Unidos sobre la ley de repatriación de capitales.
Pero después se detuvo en el conflicto de las cámaras agropecuarias y en la famosa Resolución 125 de retenciones móviles rechazada en el Congreso por el decisivo voto en contra de Cobos.
“Si hoy la Resolución 125 estuviera vigente, las alícuotas de los derechos de exportación serían inferiores a las vigentes. Pero además, los pequeños y medianos productores estarían recibiendo compensaciones, pero además los que estuvieran a más de 400 kilómetros, si mal no recuerdo, de los puertos, estarían recibiendo el subsidio por fletes. Hagan cuentas de cómo estarían”, señaló.
También pidió la solidaridad “de aquellos que en este proceso económico y en estos años han tenido la suerte de poder acumular una rentabilidad tan importante, les permite ser el único sector económico que puede no comercializar sus productos”. Y agregó que a diferencia de los productores agropecuarios, los comerciantes, los empresarios de cualquier otra actividad no sólo no pueden darle el lujo de no comercializar su producción, sino que “el objetivo casi desesperante es mantener la venta y con ello la actividad económica”.
Casi al final pidió “que se haga justicia y que finalmente los juicios que se vienen desarrollando contra quienes violaron los derechos humanos durante la dictadura, precisamente sean juzgados”.
Por último, en un mensaje que pareció destinado a Cobos, sostuvo: “No va a haber mayor calidad institucional si además nosotros, como dirigentes, no mejoramos nuestro propio comportamiento a la hora de formar parte de las instituciones y de jugar los roles que cada uno tiene dentro de esas instituciones”.
Después del saludo final y más lluvia de papelitos sindicales, Cobos, Fellner y Pampuro volvieron a acompañarla hasta la salida. Así quedó inaugurado otro año legislativo en un Congreso que, al parecer, tendrá tanto trabajo como el año pasado.
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