Todo lo que hay que saber sobre la reunión conjunta de ambas Cámaras que se realiza desde 1862, interrumpido sólo por los períodos en los que el país estuvo en manos de poderes de facto.
La ceremonia que tendrá lugar este domingo en el Congreso de la Nación corresponde a una costumbre democrática que se repite desde el 25 de mayo de 1862. Será esta la 127° Asamblea Legislativa, que en el transcurso de los años sufrió diversas modificaciones.
En rigor, estas asambleas no se reúnen sólo para inaugurar los períodos de sesiones ordinarias, como se verá a continuación. Y con el correr de los años, el Congreso ha celebrado más de 250 sesiones de esas características.
Por lo pronto, para este 1° de marzo de 2009 los senadores y diputados cumplirán con la rutina que dispone que se reúnan en el recinto de la Cámara baja para escuchar el mensaje del Presidente de la Nación, quien debe dar un discurso que contiene las bases programáticas del plan para ejecutar durante el año y hacer un repaso de lo actuado en su gestión. Con las palabras del Presidente ante los representantes de las provincias y del pueblo, se inicia formalmente la actividad legislativa que, desde la reforma de la Constitución dispuesta en 1994, da comienzo el 1º de marzo.
A este evento se lo denomina Asamblea Legislativa y celebrará este domingo la apertura del 127º período de sesiones ordinarias. Pero hace 147 años, el 25 de mayo de 1862, se considera que se realizó la primera Asamblea. Esta tuvo lugar en la que luego se constituyó como primera sede del Congreso Nacional, ubicado en la calle Perú 272 de la ciudad de Buenos Aires. En aquella oportunidad se reunieron 15 senadores y 24 diputados luciendo impecables levitones de tela inglesa. En la actualidad, son 72 senadores y 257 diputados y la vestimenta es tan variada que es cada vez más común observar a legisladores de sport.
En las primeras sesiones inaugurales, el Presidente sólo brindaba una breve alocución y dejaba en manos de quien preside la Asamblea el mensaje. Este ordenaba su lectura a uno de los secretarios de la Asamblea, el secretario del Senado. Fue Domingo Faustino Sarmiento el primer mandatario que impuso la costumbre parlamentaria de leer el mensaje. Fue al inaugurar el octavo período de sesiones ordinarias, el 5 de mayo de 1869.
En tal sentido cabe destacar que Cristina Fernández de Kirchner quedó en la historia por no leer su discurso al inaugurar el período de sesiones correspondientes a 2008. Por ende, no se imprimió previamente el mensaje del Presidente ante la Asamblea para que los legisladores vayan siguiendo el texto a medida que es pronunciado por el titular del Ejecutivo, como marca la costumbre.
Algo que también se acostumbraba, pero se abandonó hace ya más de cien años, es la asamblea de clausura de las sesiones ordinarias, donde el Presidente volvía al Congreso para dar un cierre al período en una alocución de no más de 30 minutos. Esa ceremonia se cumplió por última vez el 25 de octubre de 1872, tras cumplirse sólo once de esas asambleas en forma consecutiva.
Otra de las prácticas parlamentarias desde la primera sesión inaugural es la de que cuando se presenta el titular del Poder Ejecutivo o el jefe de un Estado extranjero, se constituyan dos comisiones integradas por miembros de ambas cámaras que lo acompañan en su ingreso. Una comisión lo recibe en la explanada del Palacio y se la denomina “de Exterior”. A la otra se la llama “de Interior”, que es la que acompaña al mandatario hasta el estrado. Justamente este será un punto candente en esta asamblea, ya que quien preside la Asamblea es por reglamento el vicepresidente de la Nación, o sea el presidente de la Cámara alta. Entonces, Cristina no podrá evitar a Julio Cobos. Pero más allá de la coyuntura política, hay que señalar que la primera Asamblea realizada por la visita de un Presidente extranjero tuvo lugar el 24 de mayo de 1935, y el ilustre mandatario fue el brasileño Getulio Vargas.
Conflicto
La historia muestra que la apertura del primer período de sesiones legislativas no fue presidida por un mandatario, sino por un ciudadano en carácter de “encargado del Poder Ejecutivo Nacional”. Ese hombre era Bartolomé Mitre, quien asumió esa función provisoriamente para llenar el vacío de poder resultante de las luchas entre unitarios y federales. En esta disputa por el modelo de país y el proyecto político, otras voces señalan que la primera Asamblea fue un 22 de octubre de 1854 en Paraná, Entre Ríos, con la participación de todas las provincias menos una: Buenos Aires. Así, la Confederación Argentina realizaba una Asamblea Legislativa con Justo José de Urquiza a la cabeza del Ejecutivo, en la Iglesia principal de la “otra” capital.
Ya unido el país y bajo una misma Constitución nacional, se estableció que ambas cámaras se unieran para realizar una Asamblea Legislativa cuando el Presidente visita el Congreso para inaugurar las sesiones ordinarias, como así también cuando visitan el país presidentes de otras naciones.
Otra función de la Asamblea Legislativa es bien reciente para la memoria. No hay que ir a los libros para recordar los agitados días de fines de 2001 y principios de 2002, para tener en cuenta que otra de sus funciones es admitir o desechar los motivos de dimisión del Presidente o vicepresidente; tomar juramento al mandatario que asuma; designar en caso de acefalía al funcionario público que va a completar el mandato que quedó vacante.
Incluso se suelen hacer reuniones para homenajear a héroes de la Patria. Otras de las oportunidades donde se realiza una Asamblea es para proclamar a los ciudadanos que resulten electos presidentes y vice.
A lo largo de la historia democrática se realizaron alrededor de 265 asambleas legislativas. 126 de inauguración, once de clausura y 48 para agasajar a mandatarios extranjeros.
La sede donde se desarrolló la primera Asamblea Legislativa fue en Perú 272 de la Capital Federal. Esta es la conocida Sala de Representantes de la provincia de Buenos Aires, en la llamada Manzana de las Luces. Sin dudas ese sitio ya había sido testigo de grandes acontecimientos políticos: allí juró como gobernador bonaerense Bartolomé Mitre. También Juan Manuel de Rosas fue investido de facultades extraordinarias y se celebró el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que deliberó entre los años 1824 y 1827. Este consagró como titular del Poder Ejecutivo a quien daría su nombre al sillón presidencial: Bernardino Rivadavia.
La ceremonia que tendrá lugar este domingo en el Congreso de la Nación corresponde a una costumbre democrática que se repite desde el 25 de mayo de 1862. Será esta la 127° Asamblea Legislativa, que en el transcurso de los años sufrió diversas modificaciones.
En rigor, estas asambleas no se reúnen sólo para inaugurar los períodos de sesiones ordinarias, como se verá a continuación. Y con el correr de los años, el Congreso ha celebrado más de 250 sesiones de esas características.
Por lo pronto, para este 1° de marzo de 2009 los senadores y diputados cumplirán con la rutina que dispone que se reúnan en el recinto de la Cámara baja para escuchar el mensaje del Presidente de la Nación, quien debe dar un discurso que contiene las bases programáticas del plan para ejecutar durante el año y hacer un repaso de lo actuado en su gestión. Con las palabras del Presidente ante los representantes de las provincias y del pueblo, se inicia formalmente la actividad legislativa que, desde la reforma de la Constitución dispuesta en 1994, da comienzo el 1º de marzo.
A este evento se lo denomina Asamblea Legislativa y celebrará este domingo la apertura del 127º período de sesiones ordinarias. Pero hace 147 años, el 25 de mayo de 1862, se considera que se realizó la primera Asamblea. Esta tuvo lugar en la que luego se constituyó como primera sede del Congreso Nacional, ubicado en la calle Perú 272 de la ciudad de Buenos Aires. En aquella oportunidad se reunieron 15 senadores y 24 diputados luciendo impecables levitones de tela inglesa. En la actualidad, son 72 senadores y 257 diputados y la vestimenta es tan variada que es cada vez más común observar a legisladores de sport.
En las primeras sesiones inaugurales, el Presidente sólo brindaba una breve alocución y dejaba en manos de quien preside la Asamblea el mensaje. Este ordenaba su lectura a uno de los secretarios de la Asamblea, el secretario del Senado. Fue Domingo Faustino Sarmiento el primer mandatario que impuso la costumbre parlamentaria de leer el mensaje. Fue al inaugurar el octavo período de sesiones ordinarias, el 5 de mayo de 1869.
En tal sentido cabe destacar que Cristina Fernández de Kirchner quedó en la historia por no leer su discurso al inaugurar el período de sesiones correspondientes a 2008. Por ende, no se imprimió previamente el mensaje del Presidente ante la Asamblea para que los legisladores vayan siguiendo el texto a medida que es pronunciado por el titular del Ejecutivo, como marca la costumbre.
Algo que también se acostumbraba, pero se abandonó hace ya más de cien años, es la asamblea de clausura de las sesiones ordinarias, donde el Presidente volvía al Congreso para dar un cierre al período en una alocución de no más de 30 minutos. Esa ceremonia se cumplió por última vez el 25 de octubre de 1872, tras cumplirse sólo once de esas asambleas en forma consecutiva.
Otra de las prácticas parlamentarias desde la primera sesión inaugural es la de que cuando se presenta el titular del Poder Ejecutivo o el jefe de un Estado extranjero, se constituyan dos comisiones integradas por miembros de ambas cámaras que lo acompañan en su ingreso. Una comisión lo recibe en la explanada del Palacio y se la denomina “de Exterior”. A la otra se la llama “de Interior”, que es la que acompaña al mandatario hasta el estrado. Justamente este será un punto candente en esta asamblea, ya que quien preside la Asamblea es por reglamento el vicepresidente de la Nación, o sea el presidente de la Cámara alta. Entonces, Cristina no podrá evitar a Julio Cobos. Pero más allá de la coyuntura política, hay que señalar que la primera Asamblea realizada por la visita de un Presidente extranjero tuvo lugar el 24 de mayo de 1935, y el ilustre mandatario fue el brasileño Getulio Vargas.
Conflicto
La historia muestra que la apertura del primer período de sesiones legislativas no fue presidida por un mandatario, sino por un ciudadano en carácter de “encargado del Poder Ejecutivo Nacional”. Ese hombre era Bartolomé Mitre, quien asumió esa función provisoriamente para llenar el vacío de poder resultante de las luchas entre unitarios y federales. En esta disputa por el modelo de país y el proyecto político, otras voces señalan que la primera Asamblea fue un 22 de octubre de 1854 en Paraná, Entre Ríos, con la participación de todas las provincias menos una: Buenos Aires. Así, la Confederación Argentina realizaba una Asamblea Legislativa con Justo José de Urquiza a la cabeza del Ejecutivo, en la Iglesia principal de la “otra” capital.
Ya unido el país y bajo una misma Constitución nacional, se estableció que ambas cámaras se unieran para realizar una Asamblea Legislativa cuando el Presidente visita el Congreso para inaugurar las sesiones ordinarias, como así también cuando visitan el país presidentes de otras naciones.
Otra función de la Asamblea Legislativa es bien reciente para la memoria. No hay que ir a los libros para recordar los agitados días de fines de 2001 y principios de 2002, para tener en cuenta que otra de sus funciones es admitir o desechar los motivos de dimisión del Presidente o vicepresidente; tomar juramento al mandatario que asuma; designar en caso de acefalía al funcionario público que va a completar el mandato que quedó vacante.
Incluso se suelen hacer reuniones para homenajear a héroes de la Patria. Otras de las oportunidades donde se realiza una Asamblea es para proclamar a los ciudadanos que resulten electos presidentes y vice.
A lo largo de la historia democrática se realizaron alrededor de 265 asambleas legislativas. 126 de inauguración, once de clausura y 48 para agasajar a mandatarios extranjeros.
La sede donde se desarrolló la primera Asamblea Legislativa fue en Perú 272 de la Capital Federal. Esta es la conocida Sala de Representantes de la provincia de Buenos Aires, en la llamada Manzana de las Luces. Sin dudas ese sitio ya había sido testigo de grandes acontecimientos políticos: allí juró como gobernador bonaerense Bartolomé Mitre. También Juan Manuel de Rosas fue investido de facultades extraordinarias y se celebró el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que deliberó entre los años 1824 y 1827. Este consagró como titular del Poder Ejecutivo a quien daría su nombre al sillón presidencial: Bernardino Rivadavia.
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