Les adjuntamos un interesante análisis de la reunión mantenida ayer en Santiago de Chile por representantes de las FFAA de los países integrados en la UNASUR, cuya conclusión devino en la creación del Consejo de Defensa Suramericano (CDS). Un cordial saludo
Comisión Coordinadora del Siese
La defensa regional en manos propias
Los gobiernos de la Unasur constituyeron formalmente en Santiago de Chile el Consejo de Defensa Sudamericano, un paso histórico en materia de integración que buscará promover la cooperación militar, coordinar la seguridad externa del bloque y superar las diferencias entre los países miembros.
Los objetivos que han trazado los doce países de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) al crear el Consejo de Defensa Sudamericano (CDS) no son menores si se tiene en cuenta que la política militar del Cono Sur se caracterizó históricamente por su configuración bajo la tutela y los intereses de Estados Unidos.
Organismos hemisféricos como el Sistema Interamericano de Defensa (SIAD), la Junta Interamericana de Defensa (JID), el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la propia Organización de Estados Americanos (OEA) fueron formados para aplicar las estrategias de seguridad nacional diseñadas en Washington.
Pero ahora el contexto sudamericano es otro y, aunque las amenazas e injerencias externas siguen vigentes, el CDS que se constituyó este martes en Santiago abre una histórica oportunidad hacia la integración defensiva de la región.
Los ministros de Defensa de Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Surinam, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela sesionaron durante dos días en la capital chilena para definir los objetivos y alcances del nuevo organismo, aprobado el 16 de diciembre pasado por la Unasur.
Esta propuesta, hecha inicialmente por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, surgió días después de que el gobierno de Colombia ordenara el ataque a un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio ecuatoriano, lo que llevó a Quito a romper relaciones diplomáticas con Bogotá.
Sin ir más lejos, a principios de esta semana, el ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, reivindicó el "derecho" de su país a perseguir a las guerrillas dondequiera que estén, generando nuevos roces con Ecuador y Venezuela, cuyos gobiernos manifestaron la posibilidad de responder militarmente si Colombia vuelve a violar la soberanía de cualquiera de los dos países.
Por eso, uno de los principales objetivos del CDS es la conformación de una plataforma de diálogo para evitar conflictos de esta índole, que ponen en peligro el proceso de integración de la región en sus diferentes manifestaciones.
Otra de las metas del CDS es la creación de un mecanismo de medición del gasto militar común, ya que entre los años 2003 y 2008 los desembolsos en esta línea se incrementaron en un 91 por ciento, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS). Sólo en el último año, el gasto sudamericano en armamento alcanzó los 50 mil millones de dólares, encabezado por Brasil, Colombia, Chile y Venezuela.
De hecho, el ministro de Defensa de Chile, José Goñi, y el viceministro de Defensa de Perú, José Bellina, expresaron las tensiones sobre este punto al polemizar en la sesión de ayer sobre los planes de adquisición de material bélico de Lima en Estados Unidos, difundidos por medios de prensa.
El CDS, que se reunirá una vez al año y establecerá sus acuerdos por consenso, también buscará articular políticas de Defensa para concretar acciones de cooperación militar, humanitarias y operaciones de paz, así como en formación y capacitación de las fuerzas armadas de los países miembros.
"A través de este organismo se va a buscar centralizar toda una serie de problemáticas que nos puede llevar a desencuentros", consideró en diálogo con Política&Medios: Carlos Pereyra Mele, especialista en Geopolítica Sudamericana, al recordar las acciones frente al conflicto entre Colombia Ecuador y Venezuela, así como en ante el conflicto separatista en Bolivia, donde actuó con fuerza la mano de Washington.
"Estos hechos, más que disparadores, fueron ejemplos de la viabilidad, factibilidad y la necesidad de crear este tipo de organismos sin la injerencia de potencias extranjeras. Todos estos tema fueron solucionados por el Grupo Río y la Unasur, sin la intervención de la OEA, que es un brazo más de la diplomacia norteamericana para la región", analizó Pereyra Mele.
El analista también planteó que uno de los objetivos principales que deberá definir a corto o mediano plazo el Consejo es la defensa de los recursos naturales para "establecer políticas en conjunto y frenar las apetencias extracontinentales".
"Brasil y Argentina principalmente ven con serios riesgos el problema básico, que no es ningún problema de ideología, son problemas materiales muy concretos: el mundo está en una lucha despiadada por obtener los recursos naturales que les hacen falta para seguir desarrollándose y los países en desarrollo también los están buscando. Por eso uno de los objetivos es la defensa de uno de esos recursos, recursos que no son sólo los no renovables, sino también la biodiversidad y el agua", explicó.
Teniendo en cuenta el escenario planteado por Pereyra Mele, sería ingenuo desconocer que la Casa Blanca estará atenta al desarrollo del Consejo de Defensa, sobre todo a través de sus aliados más cercanos, los gobiernos de Alan García (Perú) y Álvaro Uribe (Colombia), con los cuales mantiene estrechos vínculos militares.
El eje Bogotá-Lima-Washington no sólo se consolidó a través del Plan Colombia, sino a partir de los Tratados de Libre Comercio (TLC) concretados por George W. Bush antes de dejar la Casa Blanca. Con la entrada en vigencia del TLC peruano, el mes pasado, Estados Unidos se aseguró un puerto para abastecer a la IV Flota de la Marina y reubicar su teatro de operaciones tras la decisión del presidente Rafael Correa (Ecuador) de desmantelar la base de Manta.
De esta forma, Estados Unidos podrá afianzar su presencia militar en la región con argumentos que se repiten tanto con administraciones republicanas como demócratas. Para julio de este año, por ejemplo, están previstos los ejercicios militares PerúCol II en la frontera entre ambos países con presencia norteamericana. El objetivo declarado para justificar estas operaciones es el control y la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
El Consejo de Defensa Sudamericano de la Unasur nace en este contexto y su desafío, como se planteó en Santiago de Chile, será alcanzar un concepto propio de defensa y seguridad que se ajuste a las necesidades del proceso de integración. Una tarea difícil, pero no imposible.
Los gobiernos de la Unasur constituyeron formalmente en Santiago de Chile el Consejo de Defensa Sudamericano, un paso histórico en materia de integración que buscará promover la cooperación militar, coordinar la seguridad externa del bloque y superar las diferencias entre los países miembros.
Los objetivos que han trazado los doce países de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) al crear el Consejo de Defensa Sudamericano (CDS) no son menores si se tiene en cuenta que la política militar del Cono Sur se caracterizó históricamente por su configuración bajo la tutela y los intereses de Estados Unidos.
Organismos hemisféricos como el Sistema Interamericano de Defensa (SIAD), la Junta Interamericana de Defensa (JID), el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la propia Organización de Estados Americanos (OEA) fueron formados para aplicar las estrategias de seguridad nacional diseñadas en Washington.
Pero ahora el contexto sudamericano es otro y, aunque las amenazas e injerencias externas siguen vigentes, el CDS que se constituyó este martes en Santiago abre una histórica oportunidad hacia la integración defensiva de la región.
Los ministros de Defensa de Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Surinam, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela sesionaron durante dos días en la capital chilena para definir los objetivos y alcances del nuevo organismo, aprobado el 16 de diciembre pasado por la Unasur.
Esta propuesta, hecha inicialmente por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, surgió días después de que el gobierno de Colombia ordenara el ataque a un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio ecuatoriano, lo que llevó a Quito a romper relaciones diplomáticas con Bogotá.
Sin ir más lejos, a principios de esta semana, el ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, reivindicó el "derecho" de su país a perseguir a las guerrillas dondequiera que estén, generando nuevos roces con Ecuador y Venezuela, cuyos gobiernos manifestaron la posibilidad de responder militarmente si Colombia vuelve a violar la soberanía de cualquiera de los dos países.
Por eso, uno de los principales objetivos del CDS es la conformación de una plataforma de diálogo para evitar conflictos de esta índole, que ponen en peligro el proceso de integración de la región en sus diferentes manifestaciones.
Otra de las metas del CDS es la creación de un mecanismo de medición del gasto militar común, ya que entre los años 2003 y 2008 los desembolsos en esta línea se incrementaron en un 91 por ciento, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS). Sólo en el último año, el gasto sudamericano en armamento alcanzó los 50 mil millones de dólares, encabezado por Brasil, Colombia, Chile y Venezuela.
De hecho, el ministro de Defensa de Chile, José Goñi, y el viceministro de Defensa de Perú, José Bellina, expresaron las tensiones sobre este punto al polemizar en la sesión de ayer sobre los planes de adquisición de material bélico de Lima en Estados Unidos, difundidos por medios de prensa.
El CDS, que se reunirá una vez al año y establecerá sus acuerdos por consenso, también buscará articular políticas de Defensa para concretar acciones de cooperación militar, humanitarias y operaciones de paz, así como en formación y capacitación de las fuerzas armadas de los países miembros.
"A través de este organismo se va a buscar centralizar toda una serie de problemáticas que nos puede llevar a desencuentros", consideró en diálogo con Política&Medios: Carlos Pereyra Mele, especialista en Geopolítica Sudamericana, al recordar las acciones frente al conflicto entre Colombia Ecuador y Venezuela, así como en ante el conflicto separatista en Bolivia, donde actuó con fuerza la mano de Washington.
"Estos hechos, más que disparadores, fueron ejemplos de la viabilidad, factibilidad y la necesidad de crear este tipo de organismos sin la injerencia de potencias extranjeras. Todos estos tema fueron solucionados por el Grupo Río y la Unasur, sin la intervención de la OEA, que es un brazo más de la diplomacia norteamericana para la región", analizó Pereyra Mele.
El analista también planteó que uno de los objetivos principales que deberá definir a corto o mediano plazo el Consejo es la defensa de los recursos naturales para "establecer políticas en conjunto y frenar las apetencias extracontinentales".
"Brasil y Argentina principalmente ven con serios riesgos el problema básico, que no es ningún problema de ideología, son problemas materiales muy concretos: el mundo está en una lucha despiadada por obtener los recursos naturales que les hacen falta para seguir desarrollándose y los países en desarrollo también los están buscando. Por eso uno de los objetivos es la defensa de uno de esos recursos, recursos que no son sólo los no renovables, sino también la biodiversidad y el agua", explicó.
Teniendo en cuenta el escenario planteado por Pereyra Mele, sería ingenuo desconocer que la Casa Blanca estará atenta al desarrollo del Consejo de Defensa, sobre todo a través de sus aliados más cercanos, los gobiernos de Alan García (Perú) y Álvaro Uribe (Colombia), con los cuales mantiene estrechos vínculos militares.
El eje Bogotá-Lima-Washington no sólo se consolidó a través del Plan Colombia, sino a partir de los Tratados de Libre Comercio (TLC) concretados por George W. Bush antes de dejar la Casa Blanca. Con la entrada en vigencia del TLC peruano, el mes pasado, Estados Unidos se aseguró un puerto para abastecer a la IV Flota de la Marina y reubicar su teatro de operaciones tras la decisión del presidente Rafael Correa (Ecuador) de desmantelar la base de Manta.
De esta forma, Estados Unidos podrá afianzar su presencia militar en la región con argumentos que se repiten tanto con administraciones republicanas como demócratas. Para julio de este año, por ejemplo, están previstos los ejercicios militares PerúCol II en la frontera entre ambos países con presencia norteamericana. El objetivo declarado para justificar estas operaciones es el control y la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
El Consejo de Defensa Sudamericano de la Unasur nace en este contexto y su desafío, como se planteó en Santiago de Chile, será alcanzar un concepto propio de defensa y seguridad que se ajuste a las necesidades del proceso de integración. Una tarea difícil, pero no imposible.
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