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Acuerdo con bonistas
Para La Nación y Clarín, el canje de deuda no merece un título destacado en sus tapas
23-06-2010 / Según el cronograma del Ministerio de Economía, ayer vencía el plazo para que los ahorristas aceptaran la propuesta oficial que, en los hechos, permite a la Argentina completar su ansiada salida del default. Lo dieron pequeño, pequeño.
El Ministerio de Economía informó el domingo a la noche que había logrado una adhesión al canje de deuda que llegaría al 64% y que, según todo indica, podría ser finalmente del 68%. Los analistas consultados por los diarios económicos, que sí llevaron en sus tapas el tema, dieron por ciertos estos números, y el propio diario La Nación tuvo que admitir, en su nota interior, que "el gobierno habria logrado su meta". Con estos resultados, y según explica Clarín en una nota publicada recién en su página 10, "si el gobierno logra un piso del 60% de adhesion, implicará que el 90% de la deuda en default desde el 2001 habría sido regularizada".
Sin embargo, pese a lo que dicen sus propios periodistas, a ninguno de los dos diarios hegemónicos la noticia le pareció relevante como para ser uno de los títulos principales en sus portadas.
Durante meses, estos dos diarios criticaron el manejo de la propuesta oficial y las negociaciones con los bonistas. En varias oportunidades, llevaron a sus tapas que el canje podría fracasar y, de hecho, cuando el tramo mayorista alcanzó el 50% afirmaron que con la aceptación que tendría el tramo minorista era imposible llegar al 60% que el gobierno se había fijado como meta. Es cierto que llevarlo a tapa hubiera sido el reconocimiento de un error, pero el pacto con los lectores merece que cada tanto los diarios tengan que asumir ese costo. Por su parte, todos los diarios económicos llevaron este tema en sus portadas y también todos destacaron en sus notas interiores el cumplimiento de los objetivos oficiales, en una coincidencia que rara vez tienen El
Cronista, Ámbito y BAE, dadas las diferentes visiones que plantean sobre la realidad económica y los distintos intereses que defiende cada uno de ellos en su línea editorial.
Sobre este punto valdría la pena detenerse: la prensa económica argentina es, a diferencia de los diarios generalistas, mucho más transparente a la hora de establecer el vínculo con sus lectores.
Cada una de las publicaciones no intenta negar que tiene una visión particular de la realidad y, por lo general, es públicamente reconocido que sus titulares editorializan el modo en que piensan la Argentina. Esta cualidad permite a los lectores identificar la diferencia que existe entre leer un diario cuyo fundador defendió la libertad de mercado (Ramos), otro que pertenece a un diputado nacional (De Narváez) que a la vez aspira a ser candidato a algo y un tercero, que tiene como director editorial a Aldo Ferrer, autor de cientos de artículos académicos y más de dos decenas de libros, en defensa de la producción nacional.
El Ministerio de Economía informó el domingo a la noche que había logrado una adhesión al canje de deuda que llegaría al 64% y que, según todo indica, podría ser finalmente del 68%. Los analistas consultados por los diarios económicos, que sí llevaron en sus tapas el tema, dieron por ciertos estos números, y el propio diario La Nación tuvo que admitir, en su nota interior, que "el gobierno habria logrado su meta". Con estos resultados, y según explica Clarín en una nota publicada recién en su página 10, "si el gobierno logra un piso del 60% de adhesion, implicará que el 90% de la deuda en default desde el 2001 habría sido regularizada".
Sin embargo, pese a lo que dicen sus propios periodistas, a ninguno de los dos diarios hegemónicos la noticia le pareció relevante como para ser uno de los títulos principales en sus portadas.
Durante meses, estos dos diarios criticaron el manejo de la propuesta oficial y las negociaciones con los bonistas. En varias oportunidades, llevaron a sus tapas que el canje podría fracasar y, de hecho, cuando el tramo mayorista alcanzó el 50% afirmaron que con la aceptación que tendría el tramo minorista era imposible llegar al 60% que el gobierno se había fijado como meta. Es cierto que llevarlo a tapa hubiera sido el reconocimiento de un error, pero el pacto con los lectores merece que cada tanto los diarios tengan que asumir ese costo. Por su parte, todos los diarios económicos llevaron este tema en sus portadas y también todos destacaron en sus notas interiores el cumplimiento de los objetivos oficiales, en una coincidencia que rara vez tienen El
Cronista, Ámbito y BAE, dadas las diferentes visiones que plantean sobre la realidad económica y los distintos intereses que defiende cada uno de ellos en su línea editorial.
Sobre este punto valdría la pena detenerse: la prensa económica argentina es, a diferencia de los diarios generalistas, mucho más transparente a la hora de establecer el vínculo con sus lectores.
Cada una de las publicaciones no intenta negar que tiene una visión particular de la realidad y, por lo general, es públicamente reconocido que sus titulares editorializan el modo en que piensan la Argentina. Esta cualidad permite a los lectores identificar la diferencia que existe entre leer un diario cuyo fundador defendió la libertad de mercado (Ramos), otro que pertenece a un diputado nacional (De Narváez) que a la vez aspira a ser candidato a algo y un tercero, que tiene como director editorial a Aldo Ferrer, autor de cientos de artículos académicos y más de dos decenas de libros, en defensa de la producción nacional.
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